Claire Olshan se encuentra en una buena posición en cuanto a su rutina de belleza: tiene la piel limpia, se siente tranquila y duerme bien. Pero eese no era el caso hace cuatro años...
En ese entonces, la fundadora de la elegante boutique Fivestory en Upper East Side, Manhattan, sufría un torbellino de problemas dermatológicos. “Si me preguntabas qué tipo de piel tenía, te habría dicho que todas”.
La neoyorquina recuerda su complexión esquizofrénica que, además, se veía influenciada por el estrés constante. Su cuerpo estaba agotado, tanto física como emocionalmente. “No importa si luces el más hermoso vestido Valentino durante una noche”, dice. “No te sientes bien a menos que lo experimentes desde adentro. Y yo estaba dispuesta a invertir en ello”.
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Olshan, quien se encontraba embarazada de su primer hijo, duplicó el cuidado en su rutina de belleza sin escatimar en gastos para internarse tres días en Transcendental Meditation, una práctica que involucra repetir en silencio mantras que calman la mente y reducen la ansiedad. “Gastaba 30 USD en una clase de una hora, a la que podía llegar tarde y no importaba”, explica.
“O bien podía invertir 350 USD en un instructor privado por tres días y hacer que valiera la pena. Quería tomármelo en serio”. Ahora medita a diario y toma clases privadas de yoga en su departamento una vez a la semana. También trabaja con un entrenador de respiraciones y un sanador de energía.
Mientras tanto, su piel nunca la había lucido mejor, asegura, gracias a los faciales que se realiza una vez cada tres o cuatro semanas, con tratamientos personalizados que incluyen absolutamente de todo, desde mascarillas de enzimas hasta un tratamiento dermaplaning.
Su rutina de belleza parecería de alto mantenimiento, y justo ése es el punto. Para las mujeres con posibilidades económicas altas, invertir en su belleza y bienestar no es un asunto que deseen justificar ante los demás.
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Por el contrario, el cuidado personal es hoy en día percibido como señal de autorespeto. “Como mujer, se nos enseña que nuestras necesidades son frívolas y nuestros deseos, mucho peor”, señala Nell Diamond, co-fundadora y CEO de Hill House Home, una lujosa empresa de productos para cama en Nueva York.
En esta era de empoderamiento femenino, es momento de hacer a un lado los viejos clichés y dejar de sentirnos mal por querer vernos y sentirnos bien bajo nuestras propias condiciones. “Podría recomendar unos inigualables productos coreanos para el cuidado del rostro”, dice Diamond. “Hablemos de ello sin remordimientos”.
Es obvio que analizar los gastos destinados a la rutina de belleza difiere en cada persona. “Muchas de mis clientas renunciarían a su guardarropa entero por una piel perfecta”, dice la Dra. Elizabeth Hale, dermatóloga de Nueva York, quien con frecuencia hace uso del bótox (“cada cuatro meses, a menos que esté embarazada o amamantando”), y de tratamientos suavizantes con láser Fraxel, así como rellenos de volumen una vez al año para un efecto natural.
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“El cutis saludable refleja una buena salud”, sugiere. “Exuda seguridad”. Dani Lancer, casada con el dermatólogo de celebridades, Harold Lancer, tiene una rutina similar, además de aplicar dosis de frecuencias radiales para tonificar la piel y Ultherapy, mascarillas exfoliantes y microdermobrasión “de vez en cuando”, confiesa. “No he usado ningún tipo de base de maquillaje desde la preparatoria”, cuenta Lancer respecto a su aspecto radiante. Y no ve ninguna razón para iniciar ahora.
Otras mujeres encuentran su motivación en una vida libre de tóxicos. La dermatóloga de Nueva York, Dendy Engelman, quien se compromete a seguir, una vez al año, una dieta de desintoxicación de 21 días, creada por Alejandro Junger –gurú de Gwyneth Paltrow–, recién estuvo un mes entero comiendo ensaladas de pasta microverdes y ricas en pro- teína, provenientes del servicio a domicilio, Sakara Life. “Tengo un niño y un bebé de cinco meses en casa”, dice Engelman respecto de su decisión de no cocinar.
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“No tengo por qué disculparme Laura Slatkin, fundadora y directora ejecutiva de Nest Fragances, asegura que pide un peinado profesional “seis de siete días a la semana, y dos veces por día”. Para esto, recurre al John Barrett Salon en Nueva York, donde un equipo de cuatro a cinco estilistas se localizan al alcance de una llamada, y donde algunos incluso hacen servicio a domicilio.
“Sin importar en qué parte del mundo me encuentre, cuento con ellos”,dice. “Mi filosofía es, antes de salir por la puerta, debes estar vestida de manera completamente elegante y tu cabello y maquillaje deben lucir a la perfección. Es muy importante sentirte bien”, y eso, expone Slatkin, influye en las personas que te rodean.
No obstante, aun las personas más espirituales requieren más que una sesión de meditación para combatir las arrugas. Shiva Rose, la fundadora del popular website holístico de Los Ángeles, Local Rose, quien además tiene una línea de belleza homónima, cultiva los ingredientes para sus tónicos y cremas revitalizantes, y está convencida de que uno debe crear sus espacios sagrados para su rutina de belleza diaria, como lo detalla a fondo en su nuevo libro, Whole Beauty.
Incluso así, Rose no le da la espalda a los tratamientos de alta tecnología y frecuentemente recurre confiada a Sadie Adams de Take Care Face & Body, en Santa Mónica: “Aplica este facial con microcorrientes que ‘regresan’ todo a su lugar, lo cual es algo hermoso; parece como si te hubieras puesto bótox”.
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Rose, quien estudió medicina ayurvédica, también invierte en limpiezas Panchakarma en Surya Spa en Pacific Palisades, donde fieles seguidores buscan desintoxicaciones de cuatro horas que involucran de todo, desde terapias de colon hasta rituales shirodhara (por ejemplo, verter aceite caliente en la frente para inducir a un estado relajado de conciencia). “Si puedes pagarlo, deberías ir por cinco días”, aconseja (3,200 USD en total). Pero después, “te sentirás limpia y magnífica. Dormirás mejor. Te cambia por completo”. Con este tipo de resultados, reitera la experta, “no hay mejor inversión”.
Pero, ¿qué hay respecto del tiempo invertido? Sentirte orgullosa de tu cuidado personal parece ir de la mano con ser muy productiva, como lo demuestran tantas mujeres ocupadas que logran darse un espacio para esto en sus ajetreadas agendas. Antes de que sus hijos despierten, Hale, madre de tres, va a SoulCycle al menos tres veces a la semana, y en ocasiones toma la clase de las 5:15 a.m. (en los últimos cinco años, ha asistido a más de 800 sesiones).
Y al menos dos veces por semana recibe un masaje de piernas en su salón de belleza local mientras revisa y edita artículos. También se apoya en apps como Glamsquad para reservar peinados y Zeel para masajes de cuerpo completo en casa, lo cual le da más tiempo para estar presente con su familia.
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Julie Macklowe, fundadora de la lujosa marca para el cuidado de la piel Vbeauté, destina también siete días a retiros de bienestar, como Miraval, en Tucson, Arizona, y Mukul en Costa Esmeralda, Nicaragua, donde puede comer, dormir, y respirar tranquila el aire puro. Además, implementa estrategias de spa desde casa. “Se trata de sentirte mejor contigo todos los días”, afirma Macklowe.
Hale coincide. “Necesitas cuidar de ti misma antes de atender a los demás. Hacerlo te hace una mejor esposa, madre, trabajadora y proveedora”. Por otro lado, no todos los rituales que te renuevan -en mente, cuerpo o algo más- exigen el costo equivalente al pago mensual de tu hipoteca.
Slatkin usa desmaquillante Neutrogena junto con sus cremas La Prairie y La Mer para una piel más joven. Diamond no sale de su casa sin un delineado perfecto en sus ojos (“incluso en la sala de parto”), pero prefiere el líquido de Able en vez de otras marcas más conocidas.
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Para mantenerse en forma, Macklowe evita los gimnasios y toma, casi a diario, largas y vigorosas caminatas en Central Park porque a veces las pequeñas actividades son igual de significativas que los grandes gastos. Claro, no te darás cuenta de los beneficios si no estás enfocada en ti. Después de todo, si no priorizas tu propio bienestar, ¿quién lo hará? “Eso”, afirma de manera enfática Olshan, “es ahora muy evidente para mí”.