La noticia de la muerte de uno de los íconos del cine inundó las portadas de este jueves 16 de enero, y es que David Lynch fue un cineasta completo: director de cine, guionista, artista, actor y productor.
Su obra en el séptimo arte lo convirtió en leyenda incluso antes de trascender. Fue conocido por sus películas Eraserhead (1977), Blue Velvet (1986) y Mulholland Drive (2001), así como la serie de televisión Twin Peaks (1990–1991; 2017), pero también incursionó en otras disciplinas del arte como la pintura, la música, la publicidad, la fotografía, y el diseño de mobiliario, lo cual lo hacía un verdadero artista por completo.
Para homenajear su legado, hoy en Harper’s Bazaar hemos preparado cinco curiosidades de David Lynch, el creativo estadounidense se convirtió en leyenda del cine de autor.
Bebida favorita
David Lynch declaró que tomaba entre 7 y 10 tazas de café al día ya que este era su mejor aliado durante el proceso creativo, incluso lanzó su propia marca cafetera: ‘David Lynch Signature Cup’.
No planeaba ser cineasta
Como ya te adelantamos, durante su trayectoria, David Lynch incursionó en otras disciplinas del arte: su favorita era la pintura. Aunque su proyecto de vida era ese cuando estudió Bellas Artes en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts el destino cambió ya que allí dio sus primeros pasos en el séptimo arte.
Rechazó dirigir Star Wars
George Lucas le ofreció dirigir la tercera película de Star Wars, pero Lynch rechazó la propuesta porque sentía que no era un proyecto que encajara con su estilo.
La sensibilidad fue su ingrediente secreto
Muy atento a los detalles, el cine de David Lynch se caracteriza por ser producto de un ojo sumamente obsesivo con los detalles. De hecho, su cortometraje The Grandmother (1970) fue inspirado por una mosca que vio morir en un charco. Esta obra experimental sentó las bases de su estilo visual inquietante.
El audio fue un componente imprescindible de su estilo
Para Lynch, el audio tiene el mismo valor artístico que el lenguaje visual en el cine, por ello eligió a Alan Splet como su diseñador de sonido predilecto, sus películas son reconocidas por sus atmósferas auditivas inquietantes y únicas.