La actriz Ilse Salas, protagonista de la película Plaza Catedral, reflexiona sobre el cine, las lecciones aprendidas en los últimos años y el futuro.
Cuando conocí a Ilse Salas en un evento de moda hace varios años, quedé cautivada con su mirada penetrante y su gran estilo. Después comencé a seguir su carrera como actriz y siempre ha sido un placer verla en escena. Recuerdo particularmente su actuación en la cinta Güeros, la cual tocó fibras profundas.
Ilse Salas reflexiona sobre el cine, las lecciones aprendidas en los últimos años y el futuro
Su coprotagónico en la película Cantinflas me voló la cabeza. La conexión que tuvo con Óscar Jaenada fue simplemente hermosa.
Ilse sigue cosechan- do éxitos para su prolífica carrera. Hace poco fue galardonada como Mejor Actriz en el Festival de Cine de Guadalajara, por Plaza Catedral, rodada en Panamá, la cual aborda temas como las diferencias de clase y la maternidad.
Gracias aesta edición de Harper’s Bazaar ART pude –por fin– conocer de cerca a Ilse, luego de años de mirarla brillar en pantalla.
La sesión defotos ocurrió en un escenario inmejorable y muy acorde al espíritu de esta publicación: Design House, de Design Week México, un espacio intervenido por las mejores propuestas de arquitectura, diseño e interiorismo en nuestro país, que cada año se celebra en la Ciudad de México. Además, bajo la lente de la fotógrafa Ana Hop –quien siempre logra capturar la luz más bella– y la dirección creativa y styling de Alonso Murillo –artista multidisciplinario y visionario de la moda–, las condiciones eran óptimas para lograr un feature memorable.
Tuvimos una conversación honesta, clara y directa, en donde pude percatarme de la esencia de Ilse, de su espíritu creativo y curioso. De nuestra conversación, comparto a través de sus propias palabras, sus reflexiones que nos invitan, a su vez, a hacer una propia autocrítica sobre el arte y el futuro.
“Como artistas estamos obligados a hablar de los tiempos que vivimos. Reflexionar cómo cambiarlos”
Sobre Plaza Catedral.
Es una película muy relevante para mí en muchos sentidos. Espiritualmente, artísticamente, profesionalmente. Una de sus potencias más fuertes es que era un crew muy chico, perocompuesto por puros países latinoamericanos, lo cual, para mí, es un sueño. Es uno que pienso seguir persiguiendo: trabajar con más gente latinoamericana. Por otro lado, también fue un aprendizaje personal. Un proyecto muy especial, actoralmente hablando, porque participé solamente con actores no profesionales, excepto Manolo Cardona que sí es profesional. Los demás eran personas de la calle y se volvió un proceso muy hermoso y muy enriquecedor. Por último, obviamente, la cercanía con mi coprotagonista, que fue Fernando Xavier de Casta, quien era un niño de 14 años absolutamente brillante y talentoso. Tristemente nos rebasó la realidad: una de las cosas que pasan en el filme hizo realidad. Una tragedia. Fernando terminó asesinado en un barrio de Panamá, lo cual dimensionó la cinta a lugares muy profundos.
Sobre el arte y el cine
El arte es importante, no solamente bajo el contexto que hemos vivido en los dos últimos años por la pandemia, sino siempre. Es un documento histórico de los tiempos que estamos viviendo. A través del arte se traduce nuestra historia. Si queremos conocer la historia de un país, por ejemplo, podemos visitar el arte que se estaba haciendo. En México, si vemos películas del 2000 seguramente están plagadas de violencia, de historias de desigualdad –hasta la fecha tristemente–. Como artistas estamos obligados a hablar de los tiempos que en día vivimos, confrontarlos, y a distancia, reflexionar, en el mejor de los casos, sobre cómo cambiarlos.
Sobre las lecciones aprendidas de los últimos años.
Espero haber aprendido algo porque si no, ¡qué desperdicio! Hay una noción occidental de querer saber todo, incluso el futuro y cuáles van a ser las reacciones de nuestras acciones. Hay un factor en la vida que se llama azar que no podemos controlar y no sabemos lidiar con ese descontrol, como seres humanos. Creo que la pandemia enfatizó la angustia que nos provoca el azar, lo que no podemos manejar. Es importante que aprendamos a vivir con ello porque no hay de otra. No tenemos el control de todo. Por otro lado, si bien no nos merecíamos lo que sucedió,–nadie se merece una pandemia o un desastre natural–, sí nos lo hemos buscado. Hacernos responsables como seres humanos, como raza, es importante.
Sobre lo que espera del futuro.
No sé qué viene en el 2022 para mí. Precisamente una de las enseñanzas de la pandemia es que no sabemos casi nada.
Vienen cosas, pero la verdad no las considero un hecho hasta que ya estén ocurriendo. Algo bueno que pasó en la contingencia es quecreo que empiezo a lidiar muy bien con lo que venga, poco a poco. Sin ambicionar tener certezas.
Sobre la felicidad
Lo que más me hace feliz en este momento en mi vida es lo que me hace feliz siempre: la salud y el bienestar de la gente que amo. Afortunadamente es mucha. Me hace feliz que estén bien y sanos aquellos que me rodean. Yo, Ilse Salas priorizo la salud por sobre todas las cosas. De lo demás, cada uno se puede hacer cargo de su vida. Estoy segura.
Por: María José Guzmán Fotografía: Ana Hop Fashion styling: Alfonso Murillo Sigue leyendo...
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