La temporada 2 de ‘And Just Like That…’ ha puesto en rebaja el feminismo

‘And Just Like That’ me ha restregado en la cara lo ‘difícil’ que es ser una fémina empoderada con severos tintes de privilegiox4

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instagram and just like that.

Se extrañan aquellos outfits de Patricia Field en ‘Sex And The City’ , a la “odiosa” Miranda, pero sobre todo a esa fabulosa Nueva York cero pretenciosa.

En un nuevo intento por confirmar que todavía hay vida para las mujeres después de los 50, los primeros tres capítulos de la segunda temporada de ‘And Just Like That’ (AJLT) solo me restregaron en la cara lo “difícil” que es ser una fémina empoderada con severos tintes de privilegio. A pesar de la forzada inclusión de personajes que se supone representan diversidad, minorías o grupos vulnerables, todo mundo en este nuevo capítulo habita en una preciosa burbuja. Parece que en el quinto piso todo se reduce a como se los dijo sarcásticamente Anthony a las muy cultas Charlotte y Lisa: “Sí, estoy disfrutando mucho su pódcast ‘Problemas de gente rica’”. ¿Quién quiere escucharlas hablar de asuntos más importantes?

En el episodio tres aparece una ligera reivindicación con Nya —la nueva Miranda con un upgrade—, quien propone hablar sobre el derecho al aborto, la crisis de la democracia y cómo nuestro planeta está muriendo… hasta que recibe un texto del sonidista con señores brazos. Nada malo con eso. ¡Yo también me hubiera olvidado de nuestro camino a la extinción! Equilibrio. El MILF-gate como hot issue es lo difícil de asimilar. ¿Tantos años quejándose de la cosificación? Para Charlotte y Lisa, orgullosas de haber aparecido en la lista hecha por uno de los alumnos, es cosa del pasado. Oh, bendito ego que recuerda lo gratificante que es todavía sentirnos deseadas por jóvenes de 16-18 años, ¿cierto?

Privilegio VS feminismo

Al menos las ‘Real Housewives of Beverly Hills’ muestran de manera genuina sus banales preocupaciones. Reconocen sin vergüenza su privilegio; que el bótox y organizar la fiesta más jaw-dropping del año son prioridad. Y eso nada tiene que ver con qué tan feminista seas. El feminismo de AJLT es tan barato que hasta podría parecer una imitación: Carrie, no cualquiera puede darse el lujo de perder su trabajo por no querer doblegarse ante los anunciantes de supositorios vaginales; Lisa, puedes aceptar un cheque de tu esposo si lo donas a la caridad para darle una lección; Seema, las mujeres exitosas no se ofenden porque sus estilistas (que ejercen como terapeutas) les dicen verdades dolorosas.

El caso Miranda

La gente cambia, para bien o para mal y en mayor o menor medida, algo que tenemos permitido. Desde la primera temporada, los fans criticaron la “evolución” del personaje de Cynthia Nixon. No solo pecó de infiel —algo por lo que le hizo vivir un infierno a Steve en la película— sino que además al enamorarse de Che se olvidó por completo de su mantra, el legado de mujer independiente, trabajadora y sensata que había promulgado por años. No hay una manera perfecta de ser feminista, pero en su caso me parece más hipócrita. ¿Cómo se atreve a decirle a Carrie que por acostarse con su productor está cediendo su poder en el trabajo? No, no, no. Miranda, renunciaste a tu ¿maestría? y te mudaste a LA por un interés romántico.

Una disculpa a la Gen Z

Puedo asegurar que la Gen Z no entiende por qué tanto hype por ‘Sex And The City’ (SATC) y su revival. Aceptémoslo, la serie basada en el libro de Candace Bushnell (la Carrie original) fue un parteaguas en su época, pero por desgracia los reruns me han demostrado que no ha envejecido bien. AJLT intenta disculparse por el tone deaf que prevaleció en SATC al ridiculizar a las protagonistas (durante la primera temporada) de manera intencional, pero al mismo tiempo fracasa al exponer de manera mediocre o simplista el caso de Che Diaz, también privilegiada. ¿Acaso la producción no tuvo a nadie queer para una consultoría? La mayoría de las “chicas” parece un fiel retrato de esas tías que todas conocemos, pero con un dominio total del iPhone. ¿Qué pueden aprender de estas mujeres con cerebros programados en los 90?

¿Además esperamos tanto tiempo para absurdas o ridículas situaciones? La sincronización de todas con el sexo —aunque una solo lo haya disfrutado en streaming (además, ¿quién usa una glamurosa pijama para ver Netflix?); Carrie dándole la oportunidad a una diseñadora amateur para el Met Ball (really?) porque según ella cree en su talento o potencial; Charlotte obsesionada por la pérdida del vestido Chanel de Lily… que a nadie más le importa; Miranda actuando como una adolescente para por fin liberarse de su pasado. And just like that… ¡Cuánto me encantaría preocuparme por mi —inexistente— marido que quisiera comprar mi tiempo!

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