Ha heredado la pasión por el cine de su madre Andie McDowell, pero con su talento está construyendo una carrera que hay que seguir de cerca. En esta ocasión, Margaret Qualley nos platica sobre su participación en la comedia negra Kinds of Kindness, del director griego Yorgos Lanthimos, con quien previamente trabajó en Pobres Criaturas.
¿Qué pensaste cuando Yorgos te presentó el guion de este proyecto y cómo empiezas a entender los mundos que él crea?
Supongo que lo haces lentamente. Lees el guion y lo lees de nuevo, lo aprendes, lo haces y lo ves (risas). Creo que fue durante la producción de Pobres Criaturas que Yorgos mencionó algo sobre Kinds of Kindness. De inmediato leí el guion, pero este era el tipo de cintas en las que dices: “Sí, por favor, inclúyeme”, porque soy una gran admiradora suya. Es un proyecto tan extraño, divertido, tonto, intenso y triste; es todo a la vez. Entonces, fue muy emocionante ver a todos trabajar en esto.
Considero que la parte más difícil de cualquier trabajo es simplemente ser una persona disciplinada. Me fascina lo que hago, amo actuar y estar en películas. Me encanta presentarme a trabajar y hacer mis escenas. Creo que sentirme bien mientras hago eso es el trabajo más difícil para mí. Dormirme a tiempo, despertarme temprano, llegar al set, cuidarme y comer bien. Las partes más humanas de la vida.
Uno de los lujos de trabajar con alguien como Yorgos, y participar con este increíble elenco, es que hay verdadera seguridad y libertad mientras cobran vida tus personajes, porque sabes lo que él busca.
¿Cuánto tiempo llevabas siendo fan del trabajo de Yorgos antes de Pobres Criaturas?
Lo admiraba mucho antes de trabajar con él. Como todo el mundo, sus películas me parecen absurdas pero divertidas. Te ríes pero también te molesta y muchas veces no sabes realmente ni lo que estás sintiendo. Él es un cineasta muy interesante.
Muchas veces, el humor de Yorgos es decir algo que se supone que no debes decir, pero algo que te resulta divertido. Definitivamente hay un trasfondo de eso en sus guiones, con el lado más retorcido del humor. Te sientes incómodo, pero también te ves obligado a reírte por algún elemento de verdad.
¿Qué fue lo más emocionante de contar tres historias distintas con la misma compañía de actores?
Fue un regalo muy emocionante. Una oportunidad realmente especial. Sobre todo, la atmósfera de este set (y la verdad no siempre es así) es que todos los actores querían permanecer ahí durante escenas enteras. Muchas veces la gente no necesariamente debía estar ahí, pero había mucho respeto en esta producción, porque todos estaban ansiosos por ver el trabajo de los demás.