Desde su ascenso a la dirigencia del Vaticano, el papa Francisco fue un personaje controversial para las corrientes más conservadoras dentro de la iglesia católica primero por pertenecer a la compañía jesuita, ser latinoamericano y por su política de austeridad y modestia desde su elección en 2013.
Luego de varias semanas con complicaciones de salud, el Vaticano ha anunciado oficialmente que el papa Francisco murió a la edad de 88 años tras ser hospitalizado por una crisis respiratoria que se complicó y deterioró rápidamente su estado de salud, aunque fue dado de alta y su estado parecía mejorar.
Así es como el papa Francisco revolucionó el lujo dentro de la iglesia católica
Durante 12 años, el Papa Francisco transformó la percepción del lujo dentro del mundo religioso, desafiando siglos de tradición eclesiástica marcada por la opulencia y los símbolos de poder. Desde sus inicios apostó por la simplicidad y la humildad lo cual generó un debate profundo tanto dentro como fuera de la Iglesia católica, donde la relación entre espiritualidad y riqueza sigue siendo un tema controversial.
Uno de los primeros gestos que marcó la diferencia fue su decisión de rechazar muchos de los elementos de lujo que habían caracterizado a sus predecesores. Entre sus elecciones más notables están:
- Vestimenta sencilla: durante su papado prefirió sotanas blancas sin bordados lujosos ni accesorios dorados.
- Cruz de plata en lugar de oro: mientras sus antecesores usaron cruces de dorada, el papa Francisco se decantó por cruz de plata con una imagen del Buen Pastor.
- Zapatos negros en vez de los icónicos zapatos rojos papales: en lugar de los famosos zapatos que usaba el papa Benedicto XVI, Francisco usó calzado negro discreto.
- Residencia modesta: en lugar de ocupar los lujosos apartamentos papales en el Palacio Apostólico, el papa Francisco decidió vivir —por más de 10 años— en la Casa Santa Marta, el alojamiento más austero dentro del Vaticano.
Estos cambios no sólo han sido actos simbólicos, sino una declaración de los principios que, de acuerdo con la visión revolucionaria del papa Francisco, deben regir a la Iglesia católica.