Nada más insoportable que llevarse mal con alguien de tu trabajo, ¡lo peor!
Una de las situaciones más incómodas que se pueden vivir, sin duda es un mal ambiente laboral. Podrás amar tu trabajo, pero con una mala cara o alguien poniéndote el pie, viéndote feo, hablando mal de ti y simplemente no siendo nada amable, es casi imposible ser feliz y esto por la simple y sencilla razón de que estás en una oficina y no puedes voltearle como quisieras, mucho menos ponerte al tú por tú y peor aún, si la persona que se empeña en hacer tu vida más infeliz, es tu propio jefe.
Podríamos pensar que la vida de esa persona taaaan importante es demasiado interesante como para concentrarse en arruinar tu bienestar, pero no, algunas veces esa gente con vidas ‘tan ocupadas’ son solo una fachada y cuentan con todo el tiempo del mundo para portarse muy mal.
Recordemos que la madurez no depende de la edad así que no te sientas mal y deja de preocuparte por esto y si crees que te estás enfrentando a una persona con delirios de Miranda Priestly, nosotras te decimos cómo darle la vuelta y seguir siendo feliz:
1.- Se consciente de tu entorno laboral.
Puede resultar más complejo de lo que en realidad es. En ocasiones tendemos a vincular las conductas de las personas con el ámbito personal, y más de lo que deberíamos. Es decir, si recibimos algún un mal gesto o un silencio tras un “buenos días” asociamos esto con que caemos mal o no somos aceptados. Una actitud distante por parte de tu jefa viene siendo natural y comprensible, y lo mejor para lidiar con ello es darle la mínima importancia. Piensa que estás en el trabajo, no en un campamento de verano.
2.- La gran clave: UNA SONRISA
Parece una simple tontería, pero sonreír más de lo que se puede esperar de una persona que está en un entorno laboral es crucial. No solo generas mejor ambiente y te conviertes en un imán, sino que a ti también te sirve como autoterapia ante situaciones algo más tensas. Expertos afirman que al sonreír activamos regiones cerebrales relacionadas con las recompensas y nos volvemos más positivos. ¿Por qué no probar?
3.- Ante un problema, TRAN-QUI-LI-ZA-TE
Este tipo de jefes se suelen dirigir a sus empleados con ciertos aires de superioridad. En este sentido, si te enfrentar a un problema, ya sea con o sin razón, la forma de lidiar con este tipo de carácter es la absoluta calma. Respira y ármate de toda la educación que reside en tu interior para responder solo si lo ves necesario. No te enganches, nunca vas a ganar.
4.- Alerta con los momentos de complicidad
Puede que haya circunstancias en las que tu jefa o jefe confíe en ti o haga algún tipo de comentario en tu presencia y genere un ambiente más cercano. No lo tomes como si se hubiera convertido de repente en tu mejor compañero o compañera. Sigue siendo tu jefe y sigue siendo Miranda Priestly (en su mente). La recomendación es… actúa natural.
5.- Si nada de esto funciona…
Cuando el jefe hace que el entorno de trabajo sea un auténtico infierno tienes dos opciones: intentar por todos los medios que te afecte lo menos posible o, cortando por lo sano, buscar otros horizontes. No tienes necesidad de soportar a personas que no te valoran cuando tu único objetivo es trabajar. Tú decides. ¡Faltaba más!