Cuando este artículo se publique, yo llevaré unos días en España. Habré vuelto a mi casa tras ocho meses en los que di, por primera vez, una apasionante vuelta al mundo en solitario. Es pronto para asimilar lo que creo que ha sido el viaje de mi vida, para entender lo que he aprendido y lo que no, lo que me ha aportado el viajar sola y si habrá realmente un antes y un después. No hay que precipitarse, tiempo hay para conclusiones. En cambio, sí veo posible dar consejos y pautas que creo que debe tener en cuenta todo aquel que se esté preparando, como yo hace un año por estas fechas, para viajar sola. Bien desde el punto de vista práctico o desde el psicólogico, me han ayudado mucho estos últimos meses. Y es que, si en todo viaje la preparación es importante, en una vuelta al mundo, mucho más. Si tuviera que repetirlo, esto es lo que yo haría...
1. Es tu viaje... y el de nadie más.
Foto: Atardecer en la playa de Noppharat, en Krabi (Tailandia).
Independientemente del motivo que te lleve a viajar sola, se trata de hacer tuyo el viaje. Emular a otros viajeros o, peor aun, hacer lo que se espera de ti y no lo que realmente te apetece, es un error. Márcate unos objetivos lo más experienciales posibles, abstractos y enfocados en ti mismo, que el viaje sirva para enriquecerte, mejorar, crecer, demostrarte logros y capacidades... y sí, también quitarte espinitas de lugares que siempre quisiste visitar. En una vuelta al mundo, el destino eres tú mismo.
2. Planifica, planifica y planifica... pero no tanto.
Foto: Ayuntamiento de Filadelfia, en Estados Unidos.
Está genial llevar el calendario del viaje abierto, que la aventura del día a día nos guíe en la dirección que sea, pero esto resultará una utopía o una catástrofe financiera si no disponemos de un presupuesto ilimitado. Marca una ruta para viajar sola, aunque luego se modifique, y compra cuanto antes los trayectos más largos para conseguir buenos precios. Deja abiertos los vuelos intermedios y no compres antes de salir nada que sea para el quinto mes en adelante. Y recuerda llevar siempre un seguro médico completo que incluya dentista.
3. Reserva al menos medio año, pero mejor el año entero.
Foto: Las calles de Hanoi, engalanadas por el Día Nacional de Vietnam.
Por mucho que nos gustaran las aventuras de Phileas Fogg (Willy para los amigos) de pequeños, es imposible viajar sola y dar una vuelta al mundo, disfrutarla y que sirva realmente para algo en 80 días. Si solo disponemos de tres meses, más vale un viaje largo por una única zona del planeta. Para dar la vuelta, mínimo, medio año, y dándonos prisa. Lo ideal, de siete a diez meses, dándonos luego un par de meses para descansar. Si de dos semanas volvemos a veces reventados, imagínate tras nueve meses sin pisar tu casa.
4. Es una antología, siempre puedes volver.
Foto: Biblioteca Estatal de Victoria, en el centro de Melbourne (Australia).
La mejor disposición a la hora de empezar a cruzar ciudades, una tras otra, es la de ver el viaje como una aventura global y no como pequeños capítulos por países o regiones. No puedes pretender ver todo Vietnam en una semana, toda Australia en dos o recorrer Japón en 10 días. Es como una antología poética: visita solo lo mejor, lo que más te apetezca, y ya volverás para ver el resto en un viaje exclusivamente a ese país. Darse una paliza constante a visitas y caminatas solo te supondrá jugar con tu salud.
5. Haz caso a tu fisioterapeuta.
Foto: Mi maleta de mano y mi mochila, en el apartamento que alquilé en Copenhague (Dinamarca).
Antes de empezar el viaje, es una buena idea ir un par de veces al fisioterapeuta y que este nos revise el estado de nuestra columna y espalda en general. Ir cargados con mochilas, bolsas y maletas va a poner a prueba constantemente nuestra resistencia (especialmente si no somos jovenzuelos a prueba de todo). El mejor consejo: evita las mochilas grandes y viaja con maleta de ruedas y una pequeña mochila. No es tan incómodo como puede parecer y hasta en los países con menos servicios es fácil transportarla.
6. Lleva un presupuesto holgado... y con reserva de emergencia.
Foto: Parque Project Oasis en el distrito de Little India de Singapur.
Una vuelta al mundo es un viaje caro, se mire como se mire. Está claro que no es lo mismo hospedarse durante ocho meses en albergues de habitaciones compartidas con otras siete personas que en hoteles de cinco estrellas, pero incluso yendo a lo más barato, no es una ganga. Un presupuesto de unos mil euros al mes está bien si luego vamos a ir tratando de minimizar gastos (y si estamos en países caros, unos 1.700 € tirando a lo bajo) . Aun así, siempre hay q contar con un colchón de unos 3.000 o 4.000 € por si acaso. Y no hay que dejar de permitirse ‘caprichos’ a lo largo del viaje, por salud mental.
7. Mucho mejor viajar en verano que en invierno.
Foto: Uno de los muchos templos del complejo de Angkor en Siem Reap (Camboya).
Es un tema práctico. Si evitamos los meses de frío podremos viajar con más ropa porque ocupará menos espacio en la maleta. En los países tropicales dará más igual, pero si queremos visitar países con cuatro estaciones diferenciadas, es clave. Además, ya sabemos que no se viaja igual en medio de ventiscas de nieve que disfrutando del sol y de un moreno que nos durará prácticamente todo el viaje. Y si por lo que sea nos sorprende el frío, compramos un abrigo en una tienda de segunda mano y lo donamos cuando suba el termómetro.
8. Oblígate a descansar y a elegir destinos ‘aburridos’.
Foto: Pappajohn Sculpture Park en el centro de Des Moines, capital de Iowa (EEUU).
El ritmo no puede ser constantemente alto a lo largo de tantos meses. Al ir planificando la ruta, deja espacio para días en los que lo máximo que hagas sea ir a una cafetería a contemplar la vida pasar, tu mente te lo agradecerá (como si duermes hasta las dos de la tarde). También es buena idea incluir una semana en destinos con pocos atractivos turísticos, primero porque siempre sorprenden y, segundo, porque, además de descansar, será genial contactar con la gente del lugar (es donde más amigos se terminan haciendo).
9. Tarjetas de crédito, cuanto menos crédito, mejor.
Foto: Playa pública a pocos pasos del hotel Burj Al Arab de Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Ir con tarjeta de crédito es mejor que con dinero en efectivo siempre que el país lo permita (en Camboya, por ejemplo, es casi imposible pagar con ella). Hay bancos en España que permiten sacar dinero de cajeros del extranjero sin comisión. Además, es recomendable ir con varias tarjetas en la cartera, y que sean con límites bajos porque, si nos las clonan (y pasa más de lo que creemos), el susto no será tan abultado (aunque luego se reclame y sea fácil de solucionar). Una buena idea es obtener tarjetas de crédito pre-pago.
10. ¿Qué harás cuando no haya nada que hacer?
Foto: Plaza de Skanderberg, el centro de la vida diaria de Tirana (Albania).
Fue la pregunta que me hizo una mujer muy sabia semanas antes de viajar sola y me ha acompañado grabada a fuego en mi cabeza hasta el último día. Prepárate psicológicamente para aburrirte, para días que no sabrás qué hacer, para que surjan frustraciones y, sobre todo, para la soledad, que será una gran amiga y una horrible enemiga, según el rato. Cuanto más trabajes este aspecto, mejor, porque es la fortaleza mental lo que nos permitirá disfrutar muchísimo del viaje. Y si una semana andamos tristes o bajos de ánimo, se acepta y lo encaramos, sin dramas pero con firmeza.
Foto: Atardecer en la playa de Noppharat, en Krabi (Tailandia). 
Foto: Ayuntamiento de Filadelfia, en Estados Unidos. 
Foto: Las calles de Hanoi, engalanadas por el Día Nacional de Vietnam. 
Foto: Biblioteca Estatal de Victoria, en el centro de Melbourne (Australia). 
Foto: Mi maleta de mano y mi mochila, en el apartamento que alquilé en Copenhague (Dinamarca). 
Foto: Parque Project Oasis en el distrito de Little India de Singapur. 
Foto: Uno de los muchos templos del complejo de Angkor en Siem Reap (Camboya). 
Foto: Pappajohn Sculpture Park en el centro de Des Moines, capital de Iowa (EEUU). 
Foto: Playa pública a pocos pasos del hotel Burj Al Arab de Dubái (Emiratos Árabes Unidos). 
Foto: Plaza de Skanderberg, el centro de la vida diaria de Tirana (Albania). 
