Tras semanas de parálisis, el sector del lujo reanuda poco a poco su producción en Italia y Francia. Así es cómo se reactiva el mundo de la moda.
La nueva normalidad no será sencilla, pues la pandemia de Covid-19 debilitó a todo el sector y puso a varios subcontratistas en dificultades. Desde pequeños talleres hasta grandes casas de moda y perfumería, el sector ha estado suministrando toneladas de mascarillas y gel hidroalcohólico desde marzo. Este cambio en la producción –motivado por la necesidad de frenar la epidemia– es un “esfuerzo de guerra” que ha mantenido trabajando a una pequeña parte de los empleados. El reciente desconfinamiento en China y luego en Europa, así como la reactivación del consumo con la reapertura gradual de las tiendas, han permitido a los grandes grupos reanudar gradualmente su producción. “Retomamos gradualmente a finales de abril. Pero, por el momento, no es posible hacer ninguna predicción” sobre la fecha de un regreso a la normalidad, dijo Micaela Le Divelec Lemmi, directora general de la casa Salvatore Ferragamo. “Primero, porque en los centros de producción hay que respetar las disposiciones especiales con el distanciamiento social, pero también porque buena parte de nuestra red de tiendas sigue cerrada”, explica.
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Prada, otra gran marca italiana, señala que el 65 por ciento de los empleados de sus centros de producción han vuelto al trabajo. Esta reactivación “debería hacer posible que las colecciones de Otoño-Invierno lleguen a las tiendas a finales de julio y principios de agosto, un mes más tarde de lo normal”, dijo recientemente el jefe del grupo, Patrizio Bertelli, al diario La Repubblica. Aunque reconoció que el año será difícil para Prada y para los grandes actores del sector, estimó que “los que más sufrirán son los pequeños artesanos”. Los gigantes del lujo se encuentran así “ante un dilema: dejar que algunos de sus proveedores desaparezcan o invertir” en estas pequeñas estructuras para salvarlos, señala Luca Solca, consultora Bernstein. Para la analista de Bernstein, especialista en el lujo, “los grandes grupos no pueden dejar que sus proveedores vayan a la quiebra”, especialmente en Italia, donde hay una multitud de pequeños subcontratistas.
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Casa llena
“Hay ayudas públicas, pero los grandes grupos deberán auxiliar al sector en asegurar el saber, en forma de ayudas o de anticipos sobre los futuros pedidos, por ejemplo”, estima Arnaud Cadart, de Flornoy & Associés. La situación varía según la naturaleza de los productos: “la industria del cuero no tenía demasiadas existencias. Pero hay existencias enormes en la moda y las colecciones de ropa de verano”, comenta. En Francia, la industria del cuero también se ha reactivado “pero todavía no hay mucho que hacer porque la demanda ha caído bruscamente”, afirma Franck Boehly, presidente del Consejo Nacional del Cuero (CNC). Y explica: “Asia representa el 46 por ciento de las exportaciones francesas de artículos de cuero y el mercado está muy perturbado”.
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La industria del cuero “debería absorber el choque, hay mucha más preocupación por el calzado y sus aproximadamente 5,000 empleos, que exporta sólo el 30 por ciento de su producción. Los puntos de venta son principalmente minoristas franceses, y las tiendas han estado cerradas durante dos meses y tienen todas sus existencias”, señala. A nivel mundial, se prevé una contracción del mercado de bienes de lujo de entre 20 y 35 por ciento en 2020, según la firma Bain and Co. En el primer trimestre, Kering (Gucci, Saint Laurent o Bottega Veneta) y LVMH (Louis Vuitton, Fendi, Christian Dior) vieron caer sus ventas en un 15 por ciento. Mientras que Ferragamo lo percibió en un 30.1 por ciento, y Tod’s en un 29,4 por ciento. A corto plazo, la dificultad consiste sobre todo en anticipar nuevas formas de consumo posterior a la pandemia, país por país. “Las reacciones de los consumidores serán diferentes: en Asia hay un verdadero deseo de consumir, la población es joven y el crecimiento chino probablemente recobrará fuerza. Estados Unidos también están bien posicionados para salir de la crisis, pero Europa lo está menos”, señala Arnaud Cadart. Por Katia DOLMADJIAN, con Céline CORNU en Milán. Agence France-Presse.