Por: Mariana Barberena
Un México del 2000, una paleta de colores que parece technicolor y una banda sonora de
Jazz, son algunos elementos que ensamblan a Corina, la ópera prima de la directora tapatía Urzula Barba Hopfner. En esta entrañable cinta conocemos con mucho detalle a Corina (Naian González Norvind), una joven de 28 años que trabaja para una editorial que se encuentra a solo metros de su hogar, pues Corina evita a toda costa no salir más lejos de la cuadra en la que vive, porque lleva padeciendo casi toda su vida de Agorafobia: un trastorno de la ansiedad que provoca dificultad para salir a entornos abiertos y a lugares exteriores. Hasta que un día, Corina comete un inocente pero grave error en su trabajo, y para enmendarlo sin que sus jefes se enteren, deberá salir no solo de la escueta cuadra en la que habita, sino a kilómetros de distancia hasta Guadalajara, embarcándose en una inesperada aventura llena de aprendizaje, valentía y, sobre todo, liberación. Esta comedia con tintes de drama y de película indie tuvo su estreno en la 39 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, volviéndola una cinta fresca del nuevo cine mexicano.
Platicamos con su directora, Urzula, y su protagonista, Naian.
Harper’s Bazaar: ¿Por qué ‘Corina’? ¿Cómo seleccionaste ese nombre?
Urzula: Ya no me acuerdo. (Ríe) Te lo juro. Empecé́ a escribir Corina creo que en el 2014... Ya van diez años que le mandé a mi hermano (que vive en Alemania) un primer draft de la historia. Y conociéndome seguramente fue porque “Corina” es un nombre fuerte. Suena fuerte. Y a mí desde niña me tiraban carrilla por ser “intensa”, o porque de pronto mi voz era muy fuerte, o quería organizar todo. Para mí era importante crear personajes femeninos con fuerza, con ambición, con... enojo. Plantear esas complejidades femeninas y su rango emocional. Y Corina es un nombre fuerte que determina personalidad. Por ejemplo, fue algo a lo que igual me enfrenté desde niña, que me decían “tienes nombre de bruja” (Urzula) Y yo de alguna forma me sentía muy orgullosa; decir “Sí, tengo ese nombre. No soy un personaje femenino que puedas estancar o poner en una caja”. Y para mí era muy importante explorar eso, entonces yo creo que de ahí, fue el nombre (Corina).
Hablando de eso, justo el personaje de Corina es alguien muy único dentro de su espectro. Sin embargo, la misma Corina se relaciona con distintos personajes (muy diferentes a ella), entre ellos, el personaje de ‘René - la mamá de Corina’.
HB: ¿Qué tan complejo fue construir esa relación madre-hija? ¿Por qué?
U: Siento que en las relaciones madre-hija siempre hay complejidades, siempre hay texturas. Siempre hay grises. Y puede ser [la mamá] la mujer que más amas en tu vida, pero también le puedes tener ciertos resentimientos. Y en el caso de Corina, quería explorar la parte de la fidelidad materna; como de los acuerdos inconscientes que uno hace con la madre, como la ‘lealtad’. Que, a lo largo de la vida, y conforme vas madurando, te vas dando cuenta que no fueron decisiones que tomaste como inconscientemente. Entonces, Corina de niña, inconscientemente hace una lealtad con su madre que con el tiempo se da cuenta que probablemente no sea su destino. Y a partir de ahí, en personas sanas emocionalmente, puede venir la rebeldía en la adolescencia, para separarse y crear una individualización. Yo quería explorar eso: cómo a la persona que más puedes amar de tu vida puede ocasionar otro tipo de emociones.
HB: ¡Sí!, es bastante complejo. Y más con las mamás.
U: Es dual. ¡Es muy dual! Y se necesita mucho amor y empatía para poderlo ver en ti, y para poderlo ver en la madre. Ellas también se enfrentan a muchas emociones.
HB: Y hablando de todas estas emociones y todos estos matices que tú como directora y co-guionista le añadiste a estos personajes, ¿cómo visualizaste la creación del mundo de Corina? ¿Cómo fue el diseñar ese personaje, tanto emocional como estéticamente?
U: Yo vivo mis miedos, retos y ambiciones de forma muy privada. Y muy íntima, y son conversaciones que tengo conmigo constantemente. Me pareció muy interesante llevar eso a la pantalla, al cine. Por eso los miedos de Corina están en algo “contenido”. Por ejemplo, que la cuadra en la que vive está marcada en su habitación con una línea amarilla muy evidente. Cada vez que salgo de la casa y me enfrento a una junta, que en la mayoría de las veces hay puros hombres, me siento como si fuera a la guerra. Y por eso, eran ideas de “el personaje de Corina tiene que traer sus combat boots, tiene que prepararse para ir a la guerra”. Porque cada vez que sale de su casa, pues sale a enfrentarse al mundo. A la batalla. Entonces, todas esas cosas que vivo de forma íntima, privada, mis miedos, mis retos y ambiciones, me parecía elemental representarlos en un personaje con su vestuario; su diseño de producción; con la música; y con la fotografía.
HB: Uf, la música fue algo que destaca bastante en esta película, es una mezcla con el jazz pero hay tambor que te frustra contstantemente. ¿Qué tan complejo fue encontrar esa parte cinematográfica para darle la vida a todas esas complejidades del personaje? Subrayando que ‘Corina’ es una película sumamente “de personaje”.
U: De la música... hubiera sido muy fácil haberse ido a algo melódico, a algo femenino, tradicional, pero para mí era fundamental narrar el estrés de Corina de forma musical. Entonces, las percusiones me dan ese beat de estrés, que es lo que sucede con el corazón de Corina cada vez que sale. Algo que probablemente para ti y para mí puede ser normal, para Corina es una fuente de estrés.
HB: Y hablando del empeño y los detalles que le pusiste a ese tipo de cosas en la película, ¿cómo fue el trabajo del Diseño de Producción? Contemplando que además es una película ambientada en cierta época. ¿Cómo fue el encuentro con tu diseñador de producción?
U: Una de las primeras colaboraciones que tuve en la película fue con Samuel Sosa, que es el co-escritor, después creo que vino Carlos Hernández Vázquez, productor, y el tercero fue Lou, quien es el diseñador (Lou Perez Sandi). Lo busqué muy, muy temprano en el inicio del proyecto, se entusiasmó muchísimo de la propuesta plástica que traía, de generar un mundo. Y colaboré padrísimo con Lou; él me dijo “órale, va, la hacemos de época”. Y yo llegué con mucha locura respecto a lo que quería; quería muchos tapices, quería encierro pero no tanto. Una de las cosas a la que le aposté, por ejemplo, es que la casa de René y Corina no reflejara ‘depresión’, que era lo que mucha gente pensaba de ellas. y Lou me aceptó con toda mi locura. También traía mucho simbolismo para cada color, y él me escuchó e hicimos una colaboración súper rica.
HB: Bueno, como nos da tiempo para una última pregunta, ¿tienes algún recuerdo favorito del rodaje?
U: Corina, la película, me regaló toda una temporada de inspiración, de creatividad, de amor, de enamoramiento. Toda una temporada de meses de magia. Trabajar con los actores fue abrumadoramente hermoso. De pronto, ver a los personajes ya existiendo dentro de los actores también fue mágico. Es difícil pensar en un sólo momento, porque hubieron muchísimas risas. Yo soy editora, llevo ya 20 años editando, y mi acercamiento más fuerte a la dirección obviamente es Corina como mi ópera prima. Pero yo no edité Corina, la editó José Villalobos. El día dos de rodaje, él ya estaba trabajando con el material, porque yo iba muy nerviosa. Día tres, él ya me había dado una secuencia, y ese momento fue muy especial. Ver que las cosas ya estaban funcionando, que todos los elementos de Corina ya estaban funcionando, eso fue muy especial. Verlo desde el teléfono (ríe) dije “¡Ay, ya está funcionando!”.
HB: Actoralmente, ¿cómo fue tu preparación para hacer a este personaje? Un personaje tan cargado y complejo como Corina.
Naian: La preparación empezó desde el día de la audición, y desde el día del callback, en donde Urzula tenía tan claro hacia dónde me estaba guiando. Era muy importante para nosotras encontrar el tono de la agorafobia correcto, y que no fuera ni caricaturesco ni subliminal. Luego ensayamos distintas escenas de la película con todo el elenco, y eso puso los fundamentos para que pudiéramos divertirnos y que todo fluyera más. Vi un par de películas, una de ellas fue la de ‘Walter Mitty’, como para entender esta soledad del personaje entre comillas “looser” que excluyen en el trabajo, y que tiene un mundo interno enorme y súper rico pero que no lo sabe expresar. ‘Amélie’ también fue otra referencia. Y poco a poco, en la filmación misma, se iba sumando todo. Platicamos mucho sobre cómo queríamos que se moviera Corina en el espacio; de su postura, de su comodidad; si estaba dentro de su cuerpo; si la voz iba cambiando; etc. Es como el proceso de una mariposa saliendo de su capullo.
HB: Y hablando de esa preparación, ¿tenías algún conocimiento previo sobre la agorafobia, antes de que te presentaran a Corina?
N: Sí había escuchado de la agorafobia, pero nunca me había adentrado tan a fondo. Chistoso porque, tengo tendencia más a ser claustrofóbica... que es todo lo contrario. Y la agorafobia me parecía algo muy extremo. No entendía por qué alguien llegaría a temerle al salir de su casa o a algún exterior. Y a través de Corina entendí que hay ciertos momentos que nos pueden definir en la vida, y nos pueden traumar lo suficiente para que luego ese miedo se generalice... y bueno al final es el miedo a morir. Siento que detrás de todos está el miedo a morir. Es algo muy humano, entonces lo vuelve fácil de relacionar con eso a la hora de interpretarla de alguna forma.
HB: ¿Qué otras cosas de Corina fueron con las que más sentiste que te pudiste relacionar con ella? ¿Qué era lo que Naian veía en Corina?
N: Me identifiqué mucho con el amor que Corina le tiene a la literatura, lo comparto. El perfeccionismo que tiene también, que a veces es un alma de doble filo, y que la directora también comparte (ríe).
HB: Muy Corinas todas.
N: Exacto, exacto (ríe mucho). Y también su curiosidad con la vida o la que va desarrollando a lo largo de la película.
HB: ¿Hubo algo distinto que tú te llevaste de ella? ¿Algo nuevo que aprendiste de Corina que sientes que no habías aprendido con tus personajes pasados?
N: Yo creo que todos los personajes nos cambian. De alguna forma nos enseñan algo. Tuve un personaje que me enseñó a vestirme (reímos). O por lo menos eso dice mi familia, te juro, me dicen que desde que lo hice “me visto mejor” y yo “¿qué les pasaaa?”
HB: Como de “gracias... por el ¿cumplido?”
N: Síii, el cumplido-insulto. Y luego también... con Corina sobre todo me llevé la tenacidad y la resiliencia que tenemos. El darte cuenta que sí puedes sobrepasar miedos tan profundos. Y que hay vida del otro lado.
HB: Qué bonito. Sobre todo con un personaje como el de Corina, a quien vemos tener que salir de su zona de confort, pero es algo fuerte porque hasta lo dicen en la película; “¿por qué confort se vuelve una mala palabra?”
N: Exactamente. Justo hablaba con alguien, diciendo que pues, en realidad es muy agusto estar en su zona de confort. Pero la cosa es que, cuando te sales de esa zona y luego vuelves a ella, la disfrutas aún más.
HB: Y continuando con esto que te llevaste del personaje de Corina, ¿hubo algún otro personaje que a ti en la vida real te hubiera gustado conocerlo, que sí fuera un ser humano real?
N: A Shareny Silverman. ¡Genia! (Interpretada por Mariana Giménez).
HB: ¿Y qué tal fueron las interacciones con el resto del elenco, ya en el rodaje?
N: Todos ellos, sea Mariana Giménez, Carolina Politi, todos son actores con tanta trayectoria y con tanta generosidad, que el interactuar lo ponen fácil.
HB: ¿Y el acercamiento con Urzula, la directora, cómo fue?
N: Yo creo que... (ríe) tuvo que soportarme toda la filmación. Es una mujer de una paciencia absoluta y una suavidad muy inspiradora. Urzula me hace querer ser mejor persona. Fíjate que hubieron risas constantes. No te sabría decir de un sólo momento porque todo era muy disfrutable y muy ligero.
HB: Ahora que la película de Corina ya salió al público, que ya empieza a ser de ellos, ¿qué es lo que más esperas que las personas que se relacionen con Corina, obtengan de la película y su aventura?
N: Lo que mencioné alrededor de la valentía. De que existe mucha libertad al otro lado del acto de valentía. Que la gente se sienta impulsada a vencer sus miedos. La gente ha conectado mucho con la película y con Corina. Estoy muy conmovida. Siento que se la apropian bastante rápido. Y luego la gente le dice “Cori” a Corina.