Una mirada íntima a la vida de Frida Kahlo llegó a pantalla grande gracias a Frida, un documental que a través de materiales gráficos, fonéticos y audiovisuales invita a la audiencia a revisitar a una de las figuras artísticas pictográficas mexicanas más relevantes del siglo XX. Dirigido por Carla Gutiérrez, este largometraje narra la vida personal de la artista mexicana a través de sus obras —así que hablamos con Carla para develar más detalles sobre esta nueva mirada a la vida personal y cruda de la pintora.
Has dicho que tienes una conexión emocional con Frida, ¿qué sentiste al tener la oportunidad de hacer tu debut en dirección con este documental?
Fue una experiencia muy bonita e intensa porque llegué a conocerla más profundamente y creo que me sentí mucho más conectada no solo con ella, con su persona, pero con sus pinturas. Pues mi primera conexión con Frida fue una pintura de ella entre Estados Unidos y México y en la cual yo me vi muy reflejada como inmigrante, la experiencia que yo estaba teniendo como una inmigrante joven en esa época de, pues, extrañar muchísimo a mi país, quizás un poquito romantizarlo, ¿no?
Pero el conocerla a ella de una manera tan personal a través de la investigación que hicimos en la película me hizo también sentirla más, más humana y más frágil y poder escuchar esa fragilidad que nosotras tenemos como mujeres. [Esos sentimientos] los vi de una manera más intensa emocionalmente. Una experiencia muy íntima el proceso y es lo que queríamos reflejar en la película, que también sea una experiencia íntima para el público.
Si pudieras decirnos qué fue lo más sorpresivo o interesante de la búsqueda de archivos para tener el material, imágenes y demás, ¿qué sería?
Yo creo que varias cosas —nos fuimos a las fuentes, sus escrituras están en distintos museos (el Museo de Mujeres En Washington, D.C., El Museo de Oaxaca tiene las cartas a su doctor. Lo más sorprendente fue realmente escucharlo de las mismas palabras de Frida, leerlo todo y saber que ella se estaba hablando de su fragilidad. Su fragilidad fue muy importante para mí, realmente escucharla como una mujer como todas nosotras que están lidiando con problemas diarios, de con cosas tan típicas de matrimonio. Mucha gente, por ejemplo, piensa que su matrimonio era muy abierto y progresista, pero al final de cuentas también era un matrimonio muy tradicional de la época, y hasta ahora ella estuvo bajo la sombra de su esposo por mucho tiempo y lo quería esta.
También lo chistosa que era, su humor y cómo se iba contra las personas. Lo que sentía, lo hablaba y lo decía (incluso si no le gustabas la manera de insultar a las personas). Aprendí un par de insultos nuevos que no estaba en mi vocabulario de español jajaja. Este es el poder de ver el material de archivo entero. Con la calidad de la película, vemos que era súper sensual, como se dice en inglés, una striking woman.
Mucha gente, por ejemplo, piensa que el matrimonio de Frida y Diego era muy abierto y progresista, pero al final de cuentas también era un matrimonio muy tradicional de la época, y hasta ahora ella estuvo bajo la sombra de su esposo por mucho tiempo y lo quería esta.
La animación es parte del alma de la película, ¿qué nos puedes decir del trabajo de animación que realizaron Renata Galindo y Sofía Cáceres?
Nos encontramos con Renata y Sofía de una manera muy bonita, y era muy importante poder colaborar con talento mexicano, es una historia de México. Yo me sentía ya personalmente cercana a la cultura y al universo que creó Frida por ser latinoamericana. Pero de todas maneras, no soy mexicana, y los latinoamericanos de todas maneras tenemos historias muy distintas. Para mí era muy importante no solo hacer buena investigación para entender realmente el contexto del mundo de Frida, sino también inyectar a México de cualquier manera, y especialmente el talento mexicano.
Hicimos del equipo de animación el centro para todo esto. Estábamos entrevistando a compañías un poquito más grandes en México y encontramos a un artista en Instagram llamada María Lumbreras. Ella nos presentó a Sofía y a Renata, y ambas tomaron el liderazgo.
Como directora, fue una relación donde dejas que el talento traiga su propia voz al proyecto. Con mucho respeto, siempre pensando en cuál era la intención de Frida, jugamos con el movimiento y pensamos en las pinturas como otro tipo de voz de ella.
Sobre la voz de Fernanda Echeverría, ¿cómo la eligieron y cómo trabajaste con ella?
Para mí fue como si se levantara el cielo cuando recibimos la audición de Fernanda y comenzamos a jugar con su voz. Trabajamos con un director de casting en México, Luis Rosales, él trabajó para Roma, por lo que era una persona que podía conseguir el gran talento que hay en México en el teatro, el cine y la televisión. Fernanda nos dio una audición que realmente nos destruyó: nosotros no le estábamos mirando la cara, solo la escuchamos, y ella nos transportó al espíritu de Frida inmediatamente. Después, pusimos su voz de la audición contra las imágenes que habíamos editado, y fue como “wow”.
Recuerdo mucho conversar con mi productora sobre lo que estábamos buscando: esa madurez de una mujer que había sufrido mucho, pero que nunca había perdido esa curiosidad, rebeldía y pasión que tenía desde niña. La actuación de Fernanda nos dio eso. Fue muy bonito conocerla y explorar distintos temas cuando ya hicimos la grabación entera.
Generalmente, los directores cuando están haciendo voice-off están al otro lado del vidrio, están grabando dentro de un cuarto y tú les das dirección desde afuera. Pero para mí, lo importante era crear ese sentimiento de que Frida estaba en su cama contándoles todos sus secretos a una amiga. Esa era la idea. Yo quería estar muy cerca de Fernanda; a veces ella cerraba los ojos y no me miraba. Otras tomas las hacía mirándome, como si me estuviera contando algo. Ese pequeño cambio afectaba mucho la entonación de la actuación y de la voz. Fue muy interesante. Y verla emocionalmente entrar en un momento difícil para Frida, me acuerdo que estaba llorando. La voz no se siente como si estuviera expresando llanto, pero Fernanda estaba llorando bastante y dándonos esta actuación tan increíble.
Recuerdo mucho conversar con mi productora sobre lo que estábamos buscando [en la voz de Frida]: esa madurez de una mujer que había sufrido mucho, pero que nunca había perdido esa curiosidad, rebeldía y pasión que tenía desde niña.
Creo que con las imágenes y videos pudimos ver en HD la moda de Frida Kahlo, ¿consideras que este tema da para una historia a parte de Kahlo?
Es interesante porque hay reacciones distintas. Personalmente fue bonito descubrir por qué se vestía de la manera en que se vestía, muy tradicional no sólo por darle gusto a Diego, y también porque estaba en una época donde los intelectuales estaban buscando una conexión con México. Estando en Estados Unidos, creo que su vestimenta se convirtió en un armamento para ella. Hay muchos diseñadores que han tomado como inspiración el estilo de Frida. Pero al final de cuentas, su estilo era el mexicano.
Por ejemplo, Frida tomó sus gestos más masculinos, su bigotito, y hasta lo exageró porque para ella se sentía sexy haciéndolo. Eso también lo tomo como una expresión de querer ser como ella era, de una manera muy bonita, de una manera muy colorida.
¿Cuál es la Frida Kahlo que querías reflejar en tu documental?
Yo creo que honesta, una expresión honesta, sin tratar de tapar las debilidades o las cosas que a veces no nos pueden gustar tanto. Yo creo que las mujeres se conectan con ella porque su voz fue tan fuerte se dio el permiso de decir las cosas como las pensaba. Y me gusta mucho su curiosidad y rebeldía de niña —creo que nunca se fue, siempre estuvo presente en ella.