La Segunda Guerra Mundial fue una de las épocas más oscuras de la historia de la humanidad. Bajo una atmósfera gris, llena de tragedia, violencia, muerte y desesperanza, hubo algunos factores que impulsaron a los más damnificados a seguir adelante con la lucha. Dentro de su tesis, Sabine Riefkohl de la Universidad de Carlos III en Madrid, comprueba la importancia de la moda en ese tiempo como una fuente de inspiración mientras continuaba la guerra. Durante el conflicto militar (1939-1945), la apariencia dejó de tener tanta importancia y fue reemplazada por la necesidad de la utilidad. Dada la repentina introducción de la mujer al mundo laboral, la ropa dejó de ser femenina y se introdujeron prendas accesibles y prácticas como el pantalón y el mono. Lee: 5 libros que toda amante de la moda debería leer
La “nueva moda”
Los accesorios brillantes fueron reemplazados por máscaras de gas y se prohibieron enormes cantidades de materiales. Los bolsos pequeños fueron remplazados por bolsos de asa larga que cruzaban el cuerpo y permitían mayor movilidad. A falta de hule y piel, las suelas de los zapatos eran de madera o corcho.
Los diseñadores tuvieron que ser ingeniosos al tener sólo materiales como paja, periódico y lentejuelas para decorar sus diseños de vestidos de noche. El estilo práctico y la representación patriótica, una similitud entre las prendas de las mujeres y los uniformes de los soldados, eran lo único que importaba en sus creaciones. La moda dejó de ser una forma de representar un estatus específico y pasó a ser la manera ideal de expresar los sentimientos y la lealtad de las mujeres a la causa de la guerra, por lo mismo, su compromiso en participar de esta forma era necesaria. Lee: 5 documentales que ningún amante de la moda se puede perder
Un abrir de ojos
Audrey Withers, periodista de moda de ese tiempo, escribió en uno de sus artículos para un medio muy reconocido que gracias a la guerra, la mujer se pudo dar cuenta de lo extravagante y excesiva que era la moda. Expresó que al pasar por esos tiempos tan oscuros, pudieron apreciar la calidad y utilidad de las prendas, no solo al diseño. Al término de la Segunda Guerra Mundial, la industria de la moda en Francia estaba casi obsoleta, todo el material y el dinero habían desaparecido. Esto mismo sucedió en Londres, ya que todo lo destinado a la industria había sido desviada para producciones internacionales y las fuerzas militares. La moda había dejado de ser glamorosa y en su lugar había aparecido una tendencia monótona de atuendos austeros y controlados por el gobierno. La moda sirvió en ese tiempo como una guía que formó a la mujer de futuras generaciones en temas económicos y psicológicos. El mundo modista sirvió como la forma perfecta de escapar de la pesadilla que vivían y como la inspiración que se necesitaba para seguir luchando.