Karla Souza regresa a México. Una ovación de pie en el Festival Internacional de Cine de Morelia, miles de nudos en la garganta y millones de voces amplificadas gracias a una brutal actuación en uno de los papeles más importantes –y personales– de su vida.
Por María José Guzmán
Karla Souza está de regreso en su país natal
Uno de los recuerdos más entrañables que tengo de los inicios de mi carrera en revistas de moda es el de una sesión de fotos para portada con Karla Souza en Venice Beach, California, en 2016. Lo que más se me quedó grabada de aquella ocasión fue su alma guerrera: no titubeó ni un segundo durante el shoot a pesar de las condiciones adversas –largas caminatas con ropa invernal bajo un sol de 40 grados o cambiarse en el asiento trasero de una camioneta estacionada en la calle –a falta de un camerino profesional– a expensas de los ojos curiosos de los peatones–. Seis años después de esas fotos, me reencuentro con Karla en México para la sesión de portada para Harper’s Bazaar. Tras varios años de carrera en Hollywood, series de televisión, películas, una vida en familia con su esposo y sus dos hijos, se podría decir que Karla ha cambiado. Sin embargo, sigo reconociendo en ella esa misma esencia fuerte, tenaz y contundente.
Sigue siendo la misma guerrera
Ansiaba platicar con ella sobre su más reciente proyecto, La Caída, película en la que interpreta a una clavadista olímpica mexicana y el abuso físico, mental y emocional que la rodean. Tuve oportunidad de ver la cinta, dirigida por Lucía Puenzo, en un screening privado antes de la entrevista y puedo afirmar que me movió las entrañas, me puso la carne de gallina y me conmovió hasta las lágrimas. Una historia inspirada en hechos reales que es brutal, honesta, cruda y fundamental.
Los cientos de personas que la ovacionaron de pie durante su estreno en el Festival Internacional de Cine de Morelia estarán de acuerdo conmigo.
“Ha sido muy sanador y catártico porque es un proyecto en el cual llevo trabajando 10 años y no tenía la perspectiva de cómo lo iba a recibir la gente”, comenta Karla. “Quería hacer una película sobre el deporte en México, empecé a investigar sobre clavados, ya que siempre me han fascinado, aunque nunca los había practicado. En mi investigación me encontré con una carta de la clavadista Azul Almazán, que hablaba sobre el abuso psicológico, emocional y físico que recibió por parte de su entrenador”, explica.
Azul y su familia tuvieron que huir del país a consecuencia de la humillación y las amenazas que sufrieron tras la denuncia de la joven hacia su abusador.
Durante todo el proceso de investigación, guion y producción de La Caída, Azul estuvo involucrada
“Nos abrió las puertas de su casa, de su clóset, de sus diarios. Sentí el olor del cloro en su piel”, revela Karla.
Para Azul Almazán y todos los atletas que han sufrido abusos por parte de sus entrenadores o figuras de autoridad, la película es una tabla de salvación que les ayudó y les seguirá ayudando a desahogar ese grito atorado de rabia e impotencia ante la soledad de no saberse creído después de denunciar y estar en el blanco del juicio de la sociedad.
“Durante 22 años sentí dolor, ira y rencor por todo lo que me pasó a mí y a mi familia. Pero con la película, mi corazón sanó”, afirmó Azul durante el screening privado.
Al preguntarle a Karla sobre cómo la cambió personalmente y qué le deja esta cinta, su respuesta me vuelve a erizar la piel:
“La Caída es un proyecto de vida o muerte para mí. Me permitió poder dignificar el camino de una sobreviviente de abuso y enseñar el heroico proceso de una mujer al alzar la voz para sí misma, para sanar”, afirma. “Era necesario que yo pudiera dar a entender este camino, el por qué normalizar los tiempos y los procesos de las víctimas. La gente pregunta ‘¿Por qué te tardaste tanto en denunciar?’. No entienden que para uno mismo es muy difícil entender lo que pasó. Es heroico para una víctima poder nombrar y ver la realidad de lo sucedido. Es una valentía que aún les cuesta a las personas entender. Esta película es el regalo más grande que me pude haber dado a mí misma, a mis hermanas, a toda la gente que ha sufrido abuso”, asegura.
Karla trabajó arduamente en el guion de la cinta, junto a un equipo de escritoras y en el momento de buscarle dirección, el trabajo de la argentina Lucía Puenzo simplemente resonó y le pareció que era la directora ideal para el proyecto.
“El personaje del agua existe en sus películas y me pareció que era la persona indicada para llevarle el guion. Lo leyó y me dijo que era como si ella lo hubiera escrito. Tuvimos un entendimiento y una conexión muy especial”, comenta la actriz y productora. “Durante el rodaje Lucía siempre puso a mi persona, a Karla, antes que a la película. Cortaba las escenas de los clavados cuando notaba mi agotamiento. Tuvo total empatía conmigo y esto me conmovió y me motivó al mismo tiempo porque me sentí muy cuidada por ella”, afirma.
Quienes han visto la película se asombran del impresionante esfuerzo físico que Karla Souza hizo para poder realizar las escenas en la alberca y en los entrenamientos
Incluso se han viralizado en redes sociales videos en donde la gente se cuestiona si en realidad Karla filmó esas escenas o se trata de alguien más. La respuesta es clara: una edición de detrás de las cámaras en donde se muestran los rigurosos entrenamientos de Karla en el gimnasio, sobre el trampolín y al tirarse a la alberca.
“Me entrenó Tom Stebbins, de UCLA, y otras clavadistas profesionales. Fueron meses intensos en donde me enseñaron la técnica. La primera vez que me tiré de los 10 metros, fue de soldadito. Estaba embarazada de mi primera hija, Gianna –que ya tiene cuatro años–. Después seguí entrenando, a pesar de que el guion todavía no estaba listo”, revela.
Karla también se sometió a un estricto régimen alimenticio en el cual perdió grasa y aumentó masa muscular.
“Necesitaba sentir la fuerza que tienen estas mujeres y estos atletas. También la fortaleza mental y la confianza de pararme en la plataforma de 10 metros y saber exactamente qué se siente. Tirarse un clavado es una sensación hermosa. Caes –como tres o cuatro segundos en caída libre en el aire– y cuando pegas –así se le dice cuando entras o rompes el agua– es como si volvieras a nacer. Se siente tan bonito cuando sabes que entras bien y que no salpicaste. Quedé enganchada de ese sentimiento”, confiesa.
A tal grado que incluso Azul le propuso representar a México en competencias de clavados para adultos –los Masters–. Karla se siente tentada por la propuesta, pero sabe, en carne propia, el sacrificio y esfuerzo que esto conlleva.
“Me gustaría, pero tengo mi carrera como actriz. Si lo hago, lo haría bien. Por eso fue tan lindo conectar con la comunidad de clavadistas. Yo entrené tres años, ellos lo hicieron toda la vida, con lesiones y moretones. Eso es lo que quise representar también en la película, el sacrificio de estos atletas”, comenta.
La Caída, es la historia de Azul Almazán y de otros deportistas y personas, que han sufrido abuso y que han sido humillados o callados por una sociedad que juzga y que no entiende
Pero afortunadamente algo está cambiando hoy y esta cinta permitirá amplificar las voces de todas aquellas víctimas y creará una conciencia más profunda sobre el abuso, el difícil camino hacia la denuncia y la procuración de la justicia.
“Filmamos la película y al mes Simone Biles se retira de la competencia de gimnasia por cuidarse a sí misma. O sea, lo pusimos en el universo con la película y se hizo realidad”, afirma.
Después de este sueño que le llevó 10 años cumplir, Karla está lista para lo que venga.
“Sigo disfrutando de la maternidad. Ha sido como una segunda escuela y una nueva oportunidad para aprender quién soy. Crecí de una manera muy distinta. Me da esperanza ver cómo los niños cambiarán al mundo con las nuevas formas de ser padres. Yo le estoy enseñando a mi hija sobre el consentimiento, sobre su cuerpo, sobre ‘No es No’, cómo usar su voz y manejar sus emociones. Es un regalo poder educar así a mis hijos”, afirma.
Después de actuar y producir La Caída, Karla Souza está coqueteando con la idea de dirigir su propio proyecto, pero de momento se tomará un merecido descanso.
“Necesito descansar, pero tal vez haga alguna comedia romántica próximamente. También deseo seguir mi camino como emprendedora y activista. Hay tantas mujeres que pareciera que son invisibles, y de eso sí me siento muy responsable: De ayudarlas a amplificar su voz, porque sí que la tienen, pero quiero apoyarlas para que se escuche por todos lados y sus causas sean visibles”, asegura.
Así será. Su voz inquebrantable, su espíritu imparable y su alma guerrera siguen intactas. Esa es la Karla Souza que me sorprendió en Venice Beach hace seis años y que hoy me emociona y me inspira profundamente.
- Fotografía: @bymatallana
- Stylist: @alo_murillo_
- Maquillaje: @gusbortolotti
- Peinado: @ernestovargas_hair
- Asistente de fotografía: @barajango y Raziel Mendoza
- Asistente de styling: @bettopop
- Director de arte: @eloriginaldaro
- PR: @el_lanco
- Locación: @foro_916
- Directora editorial y entrevista: @majoguzman
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