Por Jessica Servín Castillo
Zuria Vega es actriz desde que tenía 16 años. Su papá, Gonzalo Vega, le enseñó el oficio, pero también el respeto y profesionalismo hacia su carrera. Recientemente, la hemos visto en series de televisión donde ha experimentado con nuevos géneros como el thriller erótico y también en teatro, donde, dice, es su lugar favorito: “Me regresa a donde crecí, en los escenarios, con mi papá”, afirma, mientras me mira fijamente pero sin dejar de sonreír. Entonces, le cuestiono si sigue enamorada de su carrera o si ya está en la etapa de la aceptación y el compromiso.
“Creo que me estoy re-enamoranda. Hoy tengo más claro lo que quiero hacer y lo que no, y en dónde quiero poner mi tiempo. Siento que estoy en un momento de cosechar lo que sembré y que tengo lo que realmente quiero”, confiesa y, aunque en broma, me dice que si no hubiera sido actriz sería chef o astróloga.
¡Ah! ¿Eres supersticiosa? ¿Qué tanto piensas en el futuro?
Antes lo pensaba más, siento que cada vez menos. Siempre fui muy planificadora, me gusta saber qué sigue y qué viene después, pero he trabajado mucho para no pensar tanto en ello. Creo que es importante tener en la mira lo que quieres, pero sin planearlo tanto porque, cuando lo haces, te frustras y pierdes el factor sorpresa. Aunque al final siempre va a estar ahí, porque no podemos controlarlo todo. Vivo más tranquila y feliz sin planear tanto a largo plazo.
¿En qué momento profesional y emocional te encuentras?
Estoy en una etapa de mi vida de más claridad en mis pensamientos y objetivos. La gente que quiero cerca. Me siento muy cómoda en mi piel. Creo que siempre hay que trabajar por las cosas que te hacen sentirte en paz. Me gusta sentirme saludable y activa. Entonces busco las cosas que me ayudan a estar ahí: ejercitarme, tener una buena alimentación, meditar. Hay que elegir lo que nos nutre, los círculos sociales para sentirte en calma.
¿Hay algún papel o personaje que te gustaría interpretar?
Me gusta pensar que el próximo es el que quiero. Hay un mundo de posibilidades. Me pasa mucho cuando estoy en la calle, pienso en historias y la cantidad de vidas que pueden existir ahí. Siento que esta carrera te elige al personaje que debes interpretar. Tiene que ver con algo con lo que uno tiene que aprender, soltar o trabajar. Nunca es casualidad y hay que esperar el momento.
¿Hacia dónde quieres llevar tu carrera y tu vida como mujer?
Me gustaría hacer más cine independiente. Me encanta el teatro y experimentar otro tipo de puestas en escena. En televisión siento que estoy haciendo el tipo de proyectos que quiero contar. Nunca me ha interesado la fama, busco más la satisfacción propia, sentirme orgullosa de lo que hago.
¿Qué es lo que más has aprendido a tus 36 años?
Que siempre debo hacerle caso a mi instinto. Cuando no lo hago, la paso muy mal. La otra es saber decir que no, es importante en esta carrera. Ya lo hago mejor. Debes estar claro en lo que quieres, debes ser honesto para no vivir frustrado y deseando cosas. Es mejor ser dueño de tus propios deseos. También he aprendido a no distraerme.
Y hablando de honestidad, ¿cómo concilias el ser mamá con tu trabajo?
Primero, sacudirte la culpa a toda costa. Si eres una mamá que ejerce su profesión y que aporta económicamente, eso no te hace menos mamá que la que decidió serlo de tiempo completo o al revés. Creo que cuando entendí que si era feliz y plena como mujer, entonces era una mejor versión como mamá. Y cuando solté el control de que nadie lo podía hacer mejor que yo, mi vida fue mejor. Tengo ocho años que no duermo una noche seguida, pero es mi decisión, porque nada es más importante que el bienestar de mis hijos. La otra es pedir ayuda. Mis amigas han jugado un rol fundamental; mi mamá, mis hermanos y Alberto.
Estamos en el mes del amor y de la amistad, ¿crees que ambos deben ir juntos o separados?
Deben ir juntos, en todos los vínculos, la amistad sin el amor no existe y viceversa.
¿Y el amor donde está en Zuria?
Está en mí antes que en otro lugar y creo que cuando tienes el amor bien puesto, lo puedes repartir. En segundo, en mis hijos, en mi familia, en Alberto, en mi profesión. Mi trabajo es esa energía de dar amor y recibir amor, es como si todo el tiempo me nutriera. Cuando estoy creativamente activa y haciendo lo que me gusta, eso me da amor. El amor es cuando abrazo a mis hijos, cuando platico con Alberto o veo a mis amigas.
¿Cuáles son tus bases para fomentar una buena amistad?
Las relaciones deben ser recíprocas y nutrirlas como una planta. Hay que hacerse responsable y eso significa dedicarle tiempo y saber compartir los buenos momentos, porque a veces se cree que la amistad es para estar en los momentos duros y no, hay que estar en los buenos y estar con las personas que se alegran por lo que te pasa. Hay que hablarse con la verdad, esa es la base de cualquier vínculo.
¿Con la verdad, aunque duela?
Sí, es importantísimo para que una relación perdure y navegue en el tiempo. Además, hay que saber permanecer en las emociones no gratas. Siento que durante muchos años, la inmediatez de resolver las emociones, estuvo presente. Hay que saber permanecer en las incomodidades, eso hace que se fortalezcan los vínculos y se llegue a una conclusión desde un lugar donde ya pasó por el cuerpo o por la vida, en lugar de resolverlo rápido.
¿Cómo está presente la moda en tu vida?
La moda es como los pensamientos, usa lo que te acomoda. Para mí representa el cómo te ves en ese momento y cómo estás parada en el mundo. Además, te da la oportunidad de reinventarte y buscar otros caminos; es energía que se mueve. Expresa cómo habitas ese momento de tu vida.
¿Qué te falta por hacer como mujer y actriz?
Como mujer quiero terminar de educar a mis hijos, compartir momentos, viajar. Usar mi voz para amplificar la de las mujeres que no tienen una plataforma para hacerlo. Darle visibilidad a las injusticias y a los movimientos en los que creo. Como actriz, me falta interpretar muchas edades.
¿Qué significa el éxito para Zuria?
Es irte a dormir tranquila y con una sonrisa. Es estar en la cama y decir: “Estoy feliz, sana, vivo de lo que amo, estoy rodeada de la gente que quiero”. Creo que el éxito es la calma en el corazón y eso te habla de congruencia.
Entonces, antes de despedirnos, le pregunto a propósito del éxito, si es una mujer feliz, y me dice que para ella es la felicidad es un estado como cualquier otro. “Creo que la felicidad absoluta está en momentos claves. Yo la encuentro desde ir por mi café en la mañana, en un día nublado, hasta en un momento compartido. No es un estado permanente del ser humano. Creo que la clave está en no convertirte en la emoción. Ésta pasa como todo en la vida, no eres la tristeza absoluta, ni tampoco la felicidad, es un estado que va y viene, no permanece”.