¿Vas a dar una fiesta pronto y no sabes qué vino elegir? No te preocupes, no todas somos conocedoras en el tema, pero hay algunas reglas básicas que puedes saber para elegir el vino más adecuado según el platillo que sirvas, el gusto de tus invitados y obviamente, tu presupuesto. Sigue leyendo y asegúrate de considerar todos estos consejos antes de ir a comprar el vino para tu próxima cena o celebración.
Decide el platillo
Antes de elegir el vino, tendrás que elegir el platillo que se servirá. Si es una cena en la que cada uno de los invitados llevará su propio platillo para hacer un festín en conjunto, asegúrate de preguntarles qué es lo que llevarán para poder tomar una decisión informada. Una regla básica, es que los platillos ligeros (por ejemplo, pescado, ensalada o pollo) van mejor con un vino blanco y los platillos más pesados (por ejemplo, carne roja o una pasta muy condimentada) van mejor con vinos rojos. Lee también: La indiscutible pasión de Rihanna por el vino Si servirás un platillo con sabor dulce es mejor acompañarlo con un vino dulce. El vino SIEMPRE deberá ser más dulce que el platillo, de lo contrario tomará un sabor seco. Un platillo muy salado reduce tu percepción a los sabores ácidos, por eso es buena idea complementarlo con un vino ácido (como un Sauvignon Blanc) o un vino de notas dulces. Para un platillo muy especiado, el mejor complemento es un vino ligero con un nivel de alcohol reducido.
Lee la etiqueta
No nos referimos a que te dejes llevar por el diseño de la etiqueta, más bien analiza bien el contenido en ella. ¿Es un vino que ha ganado un premio? Esa es una buena señal, ya que ha sido aprobado por expertos.
No te dejes llevar por el precio
No porque un vino sea muy costoso quiere decir que es la mejor opción. No dudes en pedir ayuda a un vendedor para que te informe sobre las opciones que tienen.
La cantidad
Debes tener muy claro la cantidad de invitados que asistirán a tu evento, toma en cuenta que de una botella salen alrededor de cinco copas, así que haz la cuenta y asegúrate de tener un poco extra por si la noche se hace más larga.