La mexicana Karime Bribiesca hoy cosecha los frutos de una década de arduo trabajo en el modelaje. La top model protagoniza en exclusiva desde Matera, en Apulia (Italia), una historia contada a través de la piedra de sus muros y calles.
Por Álvaro Valadez
Karime Bribiesca cosecha los frutos de su trabajo
En los últimos años hemos visto brillar en el panorama internacional de la moda a varias mexicanas y mexicanos que continúan abriendo puertas y derribando barreras en una industria tan compleja -y poco incluyente- como tradicionalmente ha sido el modelaje. Uno de los más recientes casos es el de Karime Bribiesca, la modelo originaria de Guadalajara quien el año pasado vió despegar su carrera internacional y se consolidó como una de las Top mexicanas más cotizadas.
Con 26 años, Karime dispone de una trayectoria como modelo de poco más de una década, destacando su trabajo en países como México, Estados Unidos, Italia y Japón.
Lejos de ser una “new face”, Karime ha hecho de su experiencia y su pasión por el modelaje sus mejores aliados, logrando reinventarse y entender que el éxito es resultado de la paciencia, el trabajo y la determinación.
“Soy muy disciplinada, tenaz y también soy muy terca, si me dices que no, más lo voy a hacer. En el modelaje el rechazo es una constante y eso me ha impulsado para demostrarme a mí misma que sí puedo alcanzar mis metas y sueños”, afirma la tapatía.
La trayectoria de Karime se ha construido con mucho esfuerzo y sacrificios, lejos del resplandor y el glamour que popularmente se le adjudica a la vida de quienes trabajan en la moda, la incertidumbre y la soledad son quizás las dos grandes compañeras de cualquier modelo.
“Este trabajo implica muchos sacrificios, dejar a tu familia, tu casa, tu país y tu zona de comfort. Mi mayor reto ha sido la soledad, aprender a estar y contar conmigo misma 24//7 los 365 días del año. He aprendido a quererme, a motivarme y a levantarme yo misma, ahora me pongo en primer lugar. La terapia me ayudó a conocerme y no tomarme nada personal, yo se quién soy, se lo que soy capaz de hacer, se cual es mi trayectoria y la reconozco y valoro mucho.”
A su corta edad, Karime ha sido testigo de la importante evolución que ha vivido la industria de la moda en los últimos años, después de vivir en carne propia el racismo y la discriminación por ser mexicana o por tener un físico específico.
“En el 2021 regresé a vivir a Nueva York y decidí que ya no iba a darle gusto a los demás sino a mí misma. Decidí no aceptar cambios en mi imagen y que cualquier cliente que me quisiera, me contrataría por ser yo y verme como soy. Poco después me llegó el casting para mi primer desfile de Gucci en Los Angeles y todo cambió”, revela.
La firma italiana la firmó para protagonizar sus más recientes campañas y ha sido una experiencia increíble para Karime, después de 10 años de carrera. Respecto al director creativo de la marca, comenta:
“Alessandro Michele es callado, muy sencillo y amable, alguien sumamente profesional. Se preocupa para que toda la gente con la que trabaja esté bien, él y su equipo son muy humanos”.
Actualmente Karime Bribiesca percibe una industria más diversa en gran medida gracias a las redes sociales
La gente ha hecho uso de las mismas para democratizar al sector, al incluir a múltiples culturas y generar nuevos discursos y estándares de belleza. Sin embargo, queda mucho por hacer.
“En México todavía falta apoyo a las modelos y al talento local, seguimos necesitando ser reconocidos en el extranjero para que después nos vean en nuestro país. Es un tema cultural que tenemos que cambiar.”
Respecto al futuro, además de estar en el modelaje, Karime desea continuar con sus estudios de Diseño de Interiores y, más adelante, construir un albergue para perros y gatos que están en la calle, darles una vida digna a tantos animales abandonados.
La trascendencia de una modelo como Karime Bribiesca va más allá de su éxito profesional y su historia, ya que, además de inspirarnos, nos confirma que las segundas (o terceras) oportunidades sí existen y que el destino siempre nos debe de encontrar trabajando para colmarnos de sorpresas.
“He aprendido a dejarme llevar por la vida, a fluir y soltar un poco el control. Las cosas que son para ti, sin duda alguna, te encuentran”.
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