Seguro que ya conoces la historia del anillo de compromiso. Esta tradición inició en el antiguo Egipto para dejar claro que una mujer ya estaba off the market, o sea no disponible para que otros la cortejaran.
En ese entonces se trataba de un anillo muy sencillo, lo que me lleva a pensar que Cleopatra detestaba en secreto. Si bien lo importante de él es lo que simboliza y no los quilates o su diseño, los ostentosos son los favoritos, sobre todo de las celebs.
¿Cómo darle un twist -sin perder el estilo- a la pedida de mano? Por DAFNE RUIZ
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¿Un reloj de compromiso? Solo si es este de Chopard
Entonces, cual Carrie Bradshaw, no pude evitar preguntarme: “¿Por qué no entregar otra joya si puede ser superior a un anillo en más de un sentido?”.
Románticamente podría dársele la connotación del valor del tiempo; de ese preciado recurso que compartirán en pareja, que su amor será tan infinito como lo que mide, que muestra las horas ansiosas por verse, la llegada de un nuevo día juntos… Las horas preciosas.
Y como también va en la mano izquierda, la ‘vena amoris’ se le cruza.
En la edición del Salón Internacional de Alta Relojería (SIAR) 2022, se presentó justo el reloj que podría ser el más digno -si no sucesor- competidor del anillo que se robó el show.
¿Cuántas mujeres cambiarían el clásico anillo por un reloj? Varias después de ver EL nivel que maneja.
Se trata del Nénuphar de la colección Red Carpet de Chopard, una pieza única con valor de… un millón y medio de dólares, que además requirió 36 semanas de trabajo artesanal en los talleres de The Artisan of Emotions.
Nénuphar, el reloj-pulsera que hubiera aprobado Cleopatra en lugar de un anillo
Cuenta con un diseño floral en oro blanco de 18 quilates. Pero como “diamonds are a girl’s best friend”, viene con otros diamantes que suman 43 quilates.
Su esfera está engastada con 24 diamantes talla baguette y 76 talla brillante, mientras que la caja y el brazalete presentan 272 diamantes talla fancy, corazón y medialuna, 64 en redonda y 2034 talla brillante.
Después de quedarme deslumbrada por su look y sus detalles -como el amor sabe hacerlo- nació la idea de escribir sobre este “reloj de compromiso”.
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Vaya, la compañía de relojes, joyas y accesorios de lujo no lo presentó ni definió como un reloj para pedir matrimonio, aunque a mí no me importaría en absoluto. “Ay, no, pero yo quería un anillo” (Llora sin control).
No, no, no. Me encantaría que mi futuro novio tuviera una propuesta original; desde el lugar, la “dinámica” para hacer la pregunta -literal- del millón y medio de dólares, hasta la joya que escoja.
Incluso, si quiere darme reloj y anillo, adelante, que nada lo detenga.
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