Cuidar nuestra piel empieza por ser conscientes de que debemos cuidar nuestra mente. Psicólogos y dermatólogos crean la psicodermatología.
Psicólogos y dermatólogos igual a psicodermatología
El estrés, la ansiedad y el ritmo de vida que llevamos puede afectar tanto o más a nuestra piel como lo hacen una mala alimentación o la falta de una rutina de belleza adecuada a las necesidades de nuestra piel.
La pandemia por coronavirus lo hizo más evidente que nunca. ¿Por qué?
La mayoría de las mujeres dejaron de usar maquillaje (una de las causas por las que sufre nuestra piel si no damos con los adecuados) y aún así vieron cómo el aspecto de su piel empeoraba (aún cuando seguían sus rutinas diarias de limpieza e hidratación).
Aunque nuestra piel dejó de estar expuesta a factores externos que la dañaban, todos los efectos negativos que empezamos a experimentar a nivel mental impactaron en nuestra piel.
El hecho de que la epidermis sufra cuando estamos expuestos a altos grados de estrés, ansiedad o incluso depresión lleva siendo investigado por el National Institute of Medicine’s Library of Health desde hace ya tres años.
Unas investigaciones que han adquirido mayor relevancia a causa de la pandemia y que han hecho que se comience a hablar de la psicodermatología a nivel mundial.
¿Qué es?
Partiendo de la dermatología tradicional (en la que se estudia el cuidado de la piel), la psicodermatología se aproxima al tratamiento de la misma desde la psicología.
“La reducción del estrés hace que aumente nuestra producción de colágeno lo que puede ayudar a la desaparición de arrugas y a que las células se regeneren”.
Una disciplina médica cada vez más extendida en los Estados Unidos y que a parte de los tratamientos tradicionales de la dermatología se ayuda de terapias psicologías, tratamientos wellness y body positive e incluso de disciplinas como el yoga y la meditación.
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