La actriz ha tenido un año espectacular con proyectos destacados en cine y televisión. Se encuentra en un momento ideal, lleno de serenidad y de reencuentro consigo misma. Sin embargo, su camino no ha sido sencillo. En una charla cercana y emotiva, Bárbara nos comparte su ardua lucha por construir la vida que siempre ha deseado.
Era un miércoles temprano por la mañana cuando tuve la oportunidad de tener una plática inspiradora con Bárbara Mori para las fotos de portada de Bazaar. Nos encontrábamos en el camerino de hair & makeup; un par de rayos de sol que se asomaban por la ventana templaban el espacio, y se escuchaba una gran calma a nuestro alrededor... el día apenas comenzaba. Era imposible distraerse, porque si algo tiene Bárbara es la capacidad de adentrarte en un mundo externo a la realidad y hacerte perder la noción del tiempo. Sus palabras fluían en el aire sin esfuerzo alguno. Su voz, dulce, calmada y pausada, reflejaba su gran serenidad. Sus ojos aceitunados y su característico lunar en la mejilla izquierda, perfectamente alineado a su pupila, resaltaban su mirada: intensamente suave.
Lo primero que me confesó es que no sabe tanto de moda. “Nunca me ha importado cargar con marcas ni cosas que estén en tendencia. Para vestirme, me gusta estar cómoda. De hecho, me cuesta salirme de mi zona de confort en cuanto a la ropa”. Sin embargo, reveló que, aunque prioriza la comodidad en la moda, como actriz siempre le ha gustado arriesgarse y probar cosas nuevas. “La vida no se trata de ser segura. Se trata de vivir, explorar, arriesgar, crecer, evolucionar y transformarte. Si te quedas en tu zona de confort, te pierdes la oportunidad de conocerte, de aprender de tus errores, de caerte, porque cuando te levantas lo haces más fuerte. Cada vez que me salgo de mi zona de confort me doy cuenta de que soy capaz de hacer mil cosas que no sabía”.
Más adelante comenzamos a platicar sobre su trayectoria como actriz, en la que admitió que lo que más atesora son los vínculos que ha generado, sobre todo con Óscar Aguirre—su mánager—quien ha estado con ella desde sus 24 años. “Óscar es un ángel y es la relación más linda que he construido en mi profesión”. Cuando le pregunté sobre los proyectos profesionales que más la han impactado, expresó que todos han sido significativos en distintas maneras. Eso sí, Bárbara enfatizó que Rubí fue un parteaguas para su carrera. “Rubí ayudó a construir mi carrera; fue un papel importante que me trajo cosas increíbles, pero también, cuando yo quise dar el salto de la televisión al cine, me estorbaba muchísimo porque la gente me veía como la ‘guapa’ y ‘sexy’ de la televisión... no como la actriz. La carrera que yo quería construir era en el cine y, para lograrlo, tuve que alejarme de esos estereotipos. Al final lo he logrado, y ha sido por las decisiones de los personajes que elegí después”.
Procedí a preguntarle sobre lo que más y lo que menos goza de su trabajo. “Lo que más disfruto es convertirme en alguien más, el entrar en la piel de los personajes que me permiten vivir otras vidas, tener otro tipo de experiencias. A través de ellos he descubierto cosas que me fascinan y que se han vuelto parte importante en mi vida. Lo que más detesto de mi carrera es la fama”. Bárbara hizo una pequeña pausa, suspiró y continuó. “La fama ayuda a construir una imagen que no eres, y si no tienes los pies bien puestos en la tierra, te quedas ahí y te olvidas de quién realmente eres. Hoy estoy en un centro y en un lugar mucho más neutral donde soy capaz de manejarlo sin perderme”.
Seguimos platicando sobre el tema, y Bárbara compartió que fue gracias a la congruencia que logró construir la vida que tiene ahora. “Fui descubriendo que mientras más me cuidaba, más capaz era de construir la vida que yo quería. Cuanto más lejos estaba de mí, más edificaba una vida que no deseaba”.
Decidí llevar la conversación a su niñez; a sus primeros años de vida. “Mi infancia fue muy dura, muy dolorosa, y fue por esto por lo que generé creencias que me limitaron en mi presente y a lo largo de mi vida. Nací con mucha falta de amor propio por cómo fui criada, y como consecuencia necesitaba que alguien me aplaudiera y me aceptara porque yo no me aceptaba, ni me reconocía, ni me aplaudía. Pienso que todo lo que viví –por más duro que haya sido y por más trabajo que me haya costado superarlo– me ha convertido hoy en la mujer que soy”.
Le pregunté que si pudiera viajar al pasado y darle un consejo a su yo pequeña, ¿qué le diría? Ella respondió: “¡Le daría muchos consejos, no sólo uno!”. Bárbara comenzó a reírse de forma nostálgica y miró hacia arriba, creando un pequeño silencio. Después bajó la mirada y, mientras me veía a los ojos, dijo de forma dócil: “No te preocupes tanto por el qué dirán, sé tú. No trates de complacer a nadie, no trates de ser aceptada por nadie, acéptate tú y honra quién eres”.
Mi siguiente pregunta fue sobre la persona que más la ha impactado en su vida; ella, sin dudarlo, contestó lo siguiente: “Los hombres en mi vida, empezando por mi papá. Él fue un hombre que me violentó tanto desde chiquita que terminé conociendo la vida a través de esa violencia, que luego fui buscándola en otros hombres. La imagen masculina en mi vida ha sido lo que más me ha impactado. Pienso que gracias a todos los hombres que he tenido en mi vida soy quien soy”.
Por otra parte, expresó que su hijo ha sido la persona que más ha influido de manera positiva: “Mi hijo ha sido el maestro más grande que he tenido. En el momento en el que nació, yo tenía 19 años y no quería saber nada de nada... él me vino a enseñar que existe algo por qué luchar”. De igual manera, confesó que su pareja actual ha tenido un rol importante en su vida. “Gracias a Fernando, mi marido, he descubierto que también se puede aprender a través del amor y no necesariamente a través del maltrato”.
Bárbara nació en Uruguay y se trasladó a México cuando aún era muy joven. Su esfuerzo y dedicación a la actuación la llevaron muy lejos, interpretando papeles en telenovelas mexicanas como Mirada de Mujer, Azul Tequila, Súbete a mi Moto, y Rubí. Sin embargo, cuando decidió dar el salto de la televisión al cine para realmente construir la carrera que deseaba, se le presentaron nuevas oportunidades; entre ellas, dos de sus más recientes proyectos, estrenados este año: la serie Las Azules y la película Mistura. En ellos interpreta a dos mujeres de época que creían tener la vida perfecta, hasta que su marido les es infiel y todo lo que creían que las identificaba se desmorona, perdiendo el sentido de sus vidas. Pero es gracias a esa crisis que ambas descubren quiénes son. Bárbara se expresó de la siguiente manera al hablar sobre estos papeles: “No es casualidad que me hayan ofrecido estos dos personajes —María y Norma—, que entran en una búsqueda interna y descubren que son capaces de mucho de lo que ellas no creían. Tampoco es casualidad que esto se parece mucho a mi journey de vida. Creo que estos personajes me escogieron porque tengo mucho que darles; al igual que ambas mujeres tienen mucho que recordarme, enseñarme y ayudarme a solidificarme en muchos otros sentidos”.
Por otro lado, además de tener vocación como actriz, lo que más la hace feliz en este momento de su vida es el servicio, sobre todo el poder hacer realidad los sueños de niños con enfermedades terminales. Ella comenzó a contarme sobre su fundación llamada Amor Infinito, la cual creó junto con Óscar Aguirre. “Yo llevo cumpliendo sueños a niños enfermos desde hace 12 años y me llena mucho poder hacer eso; el poder sacarle una sonrisa a un chiquito que se va a ir pronto y llevarlo a una experiencia en la que pueda ser capaz no sólo de tener un sueño, sino de cumplirlo, me llena profundamente, incluso más que cualquier estreno, premier, película o personaje”.
Finalmente, le pregunté si tiene algún sueño por cumplir. “Mi sueño es seguir viviendo como vivo hoy. Lo difícil no es llegar, sino mantenerte. Ahora mismo estoy en un lugar que me hace sentir muy bien, mi sueño es mantener ese lugar”. Le agradecí el tiempo por la plática tan inspiradora que tuvimos y le comenté que definitivamente me llevo más de una enseñanza de su parte. Me agradeció y salí del salón para que terminaran de alistarla y dar inicio a la sesión de fotos.
Si algo pude aprender de Bárbara, es que tenemos que amarnos por quiénes somos y abrazar tanto nuestra luz como nuestra oscuridad; porque la vida está llena de claros y oscuros.
FOTOGRAFÍAS: IVÁN AGUIRRE.
DIRECCIÓN CREATIVA Y FASHION STYLING: ALONSO MURILLO.
MAQUILLAJE Y PEINADO: ADAN MASCIGRANDE.
ENTREVISTA: DANIELA ÁLVAREZ MONTES.
Asistente de fotografía: José Luis Lozano.
Video: Taxidermia Estudio.
Agencia: Nómada.
PR: Manu Navarro.