Hablando de moda, las barreras de género cada vez son más efímeras. El estilo andrógino, los personas no-binarias y la estética drag han hecho que se respire un aire de mayor libertad y que los cánones de vestimenta impuestos para mujeres y hombres sean, valientemente, cuestionados y reinventados. Por: Majo Guzmán. Siempre he sentido una fascinación por las personas que desafían los códigos de vestir establecidos según su género. Desde pequeña, me atraían personajes como David Bowie, la modelo Grace Jones, los integrantes de grupo Kiss, Robert Smith de la banda The Cure, y la actriz Tilda Swinton. ¿Qué tienen en común? Los hombres utilizan con total naturalidad maquillaje extravagante o ropa considerada femenina; las mujeres, portan con seguridad desde el esmoquin de gala hasta el traje sastre tradicional de oficina. Sus preferencias sexuales no importan, pasan a segundo plano. Lo que trasciende en ellos es su desafío a las normas de vestimenta que se rigen por el sexo. Bowie, en su etapa de Ziggy Stardust, maquillado con múltiples colores, usando leotardos y tacones de 15 centímetros, es tan importante para la historia de la música (y también para la moda), como el caballero de pantalón de vestir y camisas de sastrería impecables que personificó durante los ochenta. VER TAMBIÉN: David Bowie: un ícono más allá de la música Hoy, me roban el aliento personas como el actor Ezra Miller, quien retoma los desafíos de los artistas que mencioné antes, pero con un giro interesante: el total apoyo y hasta sponsorship de las marcas de lujo. Recientemente, Ezra acudió a la alfombra roja de la Gala del Met en Nueva York, para la inauguración de la exhibición Camp: Notes on Fashion, ataviado en un traje hecho a la medida por Burberry. Obviamente, ir sólo de traje hubiera sido demasiado aburrido para el actor. VER TAMBIÉN: «CAMP»: ¿Qué significa en realidad el tema de la MET GALA de este año? Así que agregó a su look un corsé de brillantes, maquillaje surrealista de labios rojos y varios pares de ojos sobre su rostro. Una máscara simple y masculina, montada sobre una vara, completaba el outfit del artista. Podríamos analizar por horas el atuendo completo y desvariar en hipótesis sobre su significado. Pero prefiero quedarme con el hecho de que Ezra está cruzando, elegantemente, las barreras que se le han impuesto por haber nacido hombre; ese asunto no le im- pide usar corsé ni ir maquillado como una mezcla entre diva de Hollywood y monstruo intergaláctico. El respaldo de una firma como Burberry habla mucho sobre lo que está pasando en la actualidad respecto a una moda más abierta a satisfacer a hombres, mujeres, transgénero, no-binarios, gender-fluid, drag queens y todos los géneros (o no-géneros) que puedan llegar a existir en el futuro. Ezra Miller es un orgulloso embajador de Dior y ha posado para prestigiosas revistas luciendo ropa y tacones de mujer, tal como cualquier otro día porta un traje y zapatos estilo oxford. Las etiquetas poco a poco se van desvaneciendo. Hace un par de años, apoyado por movimientos como ‘Me too’ y el tan sonado empoderamiento femenino, la frase en boca de todos en la industria era ‘El futuro es femenino’. Más bien creo que, como dice la periodista de cultura Lia McGarrigle: “El futuro no es ni femenino, ni masculino. El futuro en la moda es genderless”. Desde febrero de 2018, el Council of Fashion Designer of America agregó la categoría “Unisex/Non-Binary” al calendario de la semana de la moda en Nueva York. Como era de esperarse, durante su edición de primavera 2019, se vislumbraron varias propuestas que apuestan por diseños sin género. Colecciones unisex predominaron en marcas como Eckhaus Latta, Telfar, Chromat y Gypsy Sport. Muchos se preguntarán: ¿por qué es relevante este tema ahora si la ropa “sin género” ha existido desde el siglo pasado, como jeans, tenis, camisas, sudaderas...? Efectivamente, estas prendas, insignias del streetwear, han estado des- de hace mucho, pero siempre concebidas desde un punto de vista de distinción de género, sobre todo por proporción y color. El fundador de la marca Gypsy Sport, Río Uribe, comenta al respecto: “Me gusta cuando una prenda puede ser utilizada por cualquier persona, ya sea hombre, mujer, no-binario, quien sea. Si a los niños no se les dijera desde chicos que los pantalones azules son masculinos y los vestidos rosa son femeninos, nos vestiríamos como nuestro verdadero ser”. Sobre esta misma perspectiva, el mundo del modelaje también ha sido partícipe de este cambio de paradigmas. Desde los inicios de su carrera, la top Cara Delevingne se destacó por su estilo andrógino. Independientemente de su preferencia sexual (no es el tema de estas líneas ni tampoco de mi incumbencia), Cara fue la niña bonita y consentida de Karl Lagerfeld en Chanel, pero también es la desgarbada joven que normalmente luce como un chico cuando camina por la calle. Uno de sus atuendos más memorables fue el que llevó a la boda de Meghan Markle y el Príncipe Harry. Haciendo añicos el protocolo de la monarquía británica, la modelo lució esmoquin, corbata, sombrero de copa y tacones negros. Las invitadas, con sus melosos vestidos, se quedaron atónitas. Continúa leyendo este interesante artículo en las páginas de nuestra versión impresa de Harper’s Bazaar Junio/Julio: Summer Delight. Páginas 40 a la 43. https://www.instagram.com/p/ByXotQTAqyB/ VER TAMBIÉN: El legado fashionista de Freddie Mercury en 10 looks