La temporada de bodas otoñales está a punto de comenzar. Es momento de pensar en abrigos y en vestidos de manga larga; en zapatos cerrados y en complementos que se lleven bien con las temperaturas que están al llegar.
El bolso, por ejemplo: ok, aceptamos que la cartera de mano está muy bien, pero si hay un complemento que tu estilismo de invitada invernal necesita este año, ese es la limosnera de tu abuela.
Hace ya algunos meses volvieron a nuestra vida los ‘saquitos’ colgados a la muñeca por obra y gracia de Attico. La firma italiana logró hacer de ellos, en distintos colores y materiales, un indispensable entre los accesorios estrella del momento.
Ahora, la limosnera viaja a los años veinte para devolvernos el ‘bolsito’ de abalorios con cierre de bolas que popularizaron en esta época las flappers y que hemos visto tantas veces en la gran pantalla gracias a cintas como El Gran Gatsby o Midnight in Paris.
Al igual que las bolsas de muñeca, estos tienen su origen en los llamados ‘ridículos', las pequeñas bolsas que las mujeres de los siglos XVIII y XIX se colgaban para llevar ciertas necesidades (generalmente, un pañuelo) tras aligerarse la vestimenta femenina, de los estructurados diseños con miriñaques a los vestidos de corte Imperio.
Zara ha sido una de las primeras firmas de fast fashion en hacernos poner el ojo en ellos. Entre sus propuestas de este mes, el gigante textil gallego incluye esta pieza elaborada en cuentas multicolor, con forro en rojo (para potenciar su gusto vintage) y el cierre de boquilla. Sí, como el que tenían los bolsos que veías en el armario de tu abuela cuando eras niña.
Insertarlo en tu estilo o será difícil: utilízalo como la pieza más especial del look junto a un vestido minimal de manga larga y largo midi en un color liso, o potencia su aire retro con una pieza de la misma inspiración. ¿Te atreverías con una chaqueta con hombreras marcadas?