A estas alturas de la película pocas serán las que no sepan que las deportivas se han convertido en el perfecto básico de fondo de armario (o, más bien, de zapatero). Y es que, te gusten o no, llevan un par de años en el ojo del huracán y, visto lo visto, les queda cuerda para rato. Vamos, que si la Dorothy de El Mago de Oz hubiera desfilado por el camino de baldosas amarillas en otoño de 2018 probablemente habría cambiado sus zapatos de rubíes rojos por unas Ace de Gucci decoradas con bordados florales o unas Slip-on de Vans con estampado damero.
Lo mejor de este comeback es que, lejos de ser solo una la forma de llevarlas, la calle ha demostrado que se pueden combinar con todo. O, bueno, con casi todo. Tan pronto aparece una influencer que opta por darle un rollo skater con una cortísima falda de tablas como otra las lleva con un vestido de noche a ras del suelo (y bien de transparencias), con unos jeans de cintura alta y largo tobillero o con un total lookvaquero, unas de las apuestas más cómodas y seguras.
Eso sí, el binomio que parece haber ganado puntos en las últimas semanas es el formado por las sneakers y el traje sastre. Y da igual el motivo con el que este se tiña: con cuadros tartán (no te vamos a decir que es un must, porque ya lo sabrás de sobra), en tonos lisos, brillantes, con silueta oversize... y hasta con su versión de chaqueta y falda por encima de la rodilla. Sea como fuere, aquellas con líneas más simples y menos recargadas o, justamente lo contrario, las más monstruosas y llamativas se postulan como las opciones infalibles en este tipo de looks. Parece que la moda ya no entiende de medias tintas.
Si es por colores, los más neón se llevan la mejor parte. Con los tonos más fluorescentes en plena efervescencia por obra y gracia de Prada, Delpozo o Maryam Nassir Zadeh, poco iba a tardar esta tendencia tan viral en teñir todo tipo de deportivas. ¿Los tonos favoritos de la calle? El verde blandiblú y el naranja butanero, a priori un dúo complicado, pero que se han convertido en los aliados de las influencers más cool. Una de las que ya las lleva es la española Ángela Rozas (a.k.a. Madame de Rosa), que se decanta por un diseño en el primer tono para darle un chute de color a un conjunto muy otoñal creado en torno a piezas más apagadas. Acierto de manual.
Pero ya podrán venir los rosas, los azules y los amarillos en todas sus versiones, porque el perpetuo blanco será siempre la opción más fácil y efectiva cuando de zapatillas se trata. Hace tres años que las deportivas empezaron a teñirse con el color más puro y limpio de la paleta cromática y esta temporada seguirá pisando fuerte. Por él se decantan las que buscan looks menos histriónicos pero más efectivos. Y tienes mil formas de llevarlo: con un sastre de dos piezas, con unos mom pants, unos pantalones con cintura paper bag, mini vestidos de inspiración discotequera... Para gustos, colores.
Y otras que, por segunda temporada consecutiva, van a partir la pana: las ugly sneakers. Si hace cinco años nos hubieran dicho que íbamos a desean con todas nuestras fuerzas unas deportivas feas, no lo hubiésemos creído. El hito logrado hace doce meses por Balenciaga ha hecho que las marcas de lujo se hayan puesto las pilas y lancen sus propias versiones: desde las cargadas de brillos y ornamentos de Gucci a las comedidas (en su justa medida) de Chloé, pasando por los armatrostes de Viviene Westwood o MSGM. Y podríamos seguir, porque ahora hay tal variedad en el mercado que a veces resulta imposible decantarse por un único modelo. El encanto del feísmo, lo llaman.
Otro de los clásicos que conviene siempre tener a mano es el modelo All Star de Converse, que con sus colaboraciones con firmas de la talla de Comme des Garçons, Off-White o JW Anderson parecen estar viviendo una segunda (o tercera) juventud. En cualquiera de sus versiones, este otoño ha conquistado a Gala González, Emili Sindlev, Blanca Miró, Leaf Greener o Teresa Andrés. Seguimos sumando.
