Tras semanas de confinamiento, los consumidores han cambiado sus hábitos de consumo, poniendo en jaque la fast fashion.
Las tiendas de Zara, H&M y Gap reabren progresivamente pero el impacto financiero del coronavirus es devastador para la industria de la moda efímera. La industria del fast fashion debe reevaluar en profundidad su funcionamiento, según expertos consultados por la AFP. Cerca del 40 por ciento de las empresas del sector esperan un impacto “peor” sobre sus ingresos que el causado por la crisis de 2008, según un sondeo de Euromonitor International. Este gabinete de estudios de mercado prevé una caída de al menos 12 por ciento de las ventas mundiales de ropa y calzado para 2020. El grupo español Inditex, número uno del sector de la moda de consumo rápido con su marca Zara, sufrió en el primer trimestre del año su primera pérdida neta desde su entrada en bolsa en 2001, con 409 millones de euros (463 millones de dólares) en negativo. Con 88 por ciento de sus tiendas en el mundo cerradas en el punto álgido del confinamiento, sus ventas se redujeron casi a la mitad. Pero Inditex –empresa muy sólida financieramente y con un buena manejo de sus existencias– continuó pagando los salarios de sus empleados. Algo excepcional en el sector: solo en España, más de 8,000 empleados fueron puestos en desempleo parcial por Primark y 4,700 por Mango, según el sindicato Comisiones Obreras. Mientras que la sueca H&M tiene todavía a “decenas de miles de asalariados” en desempleo parcial en el mundo, según un portavoz. Además, prevé un segundo trimestre “deficitario” después de una caída de las ventas del 46 por ciento en marzo. En total, 68,000 empleados del grupo británico Primark se han beneficiado de planes gubernamentales de desempleo parcial en Europa. “Sin ellos tendríamos que habernos desprendido de la mayor parte de ellos”, reconoció el director general George Weston en un comunicado. De su lado, la estadounidense Gap acusó una pérdida neta de 900 millones de dólares en el primer trimestre del año.
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¿Adiós al “placer” de comprar?
Con la reapertura de tiendas, la japonesa Uniqlo, cuyas ventas cayeron 60 por ciento en abril, habla de ventas “sólidas” en mayo para su colección de verano. Mientras que Inditex apunta a una “recuperación progresiva” con cerca de tres cuartos de sus establecimientos en funcionamiento. Pero la recuperación será larga. “Las marcas se quedan con enormes existencias y es difícil recuperar el ritmo cuando la moda depende de un calendario, de estaciones”, con colecciones que se renuevan muy rápidamente, explica a la AFP Benjamin Simmenauer, profesor del Instituto de la Moda en París. La crisis ha perturbado toda la cadena de suministro mundial, obligando a algunas empresas a anular pedidos de sus proveedores asiáticos, al precio de enormes dificultades para sus trabajadores locales. Además, el apetito por la moda de los consumidores “se va a reducir netamente, por la fuerte reducción del nivel de ingresos” provocada por la crisis, estimó Marguerite Le Rolland, analista del gabinete Euromonitor, durante una conferencia en línea. También porque “el placer y la faceta social de ir de compras será muy difícil de mantener, con las medidas establecidas de distanciamiento social”, indicó. Unos cambios sociales que beneficiarán al comercio en línea, al que pudieron haberse acostumbrado durante el confinamiento nuevas categorías de población, como los ‘baby-boomers', agregó. La mayor parte de las empresas han visto aumentar sus ventas en línea: +50% en el primer trimestre en el caso de Inditex, +13% para Gap y +17% para H&M en el mismo periodo, con alzas más fuertes en abril y mayo. El sector tendrá que interrogarse por igual por el tipo de moda que espera el consumidor. Tras meses de confinamiento, ¿querrán prendas sofisticadas o más bien ropa amplia y confortable, incluso deportiva, cuyas ventas escalaron durante el encierro? “La incertidumbre es total a este respecto (...). Pero es difícil ver como un evento de esta magnitud no vaya a traducirse en un estilo”, afirma Simmenauer.
Por Emmanuelle Michel en Madrid con las oficinas de Nueva York, Tokio y Estocolmo / Agence France-Presse