Una de las casas de alta costura más antiguas del mundo corría a cargo de la mujer que bien puede ser la protagonista de El Beso, de Gustav Klimt. Esta es una de las fascinantes teorías que rodean la vida de Emilie Flöge, revolucionaria diseñadora austriaca que pasó a la historia de la moda y el arte tanto por su profesión como por su relación con el pintor. Nacida un 30 de agosto de 1874, Emilie seguirá figurando por la trascendencia que tuvo con la ropa para la mujer moderna —a la par de Coco Chanel— y por cómo manejó un legado de vanguardia para su época a pesar de no haber sido totalmente correspondida por su gran amor de apellido Klimt.
Emilie Flöge y el legado de moda
Flöge es conocida como la creadora del ‘vestido Reforma’, mismos que estaban hechos con cintura imperio, mangas anchas y faldas escalonadas con inspiración de bordados húngaros y eslavos; se alejó de los vestidos entallados que condicionaban a las mujeres a mantener una figura diminuta en contra de su anatomía, y en sus diseños había un vuelo especial afianzado al sentido de la libertad de la mujer.
En 1904 abrió una tienda de ropa junto con sus hermanas mayores, Schwestern Flöge (que significa ‘hermanas Flöge) en la calle Mariahilfer, en Viena. Más allá de pensar solamente en los diseños, Emilie decoraba el salón de la tienda con obras de arte y muebles de exhibición, todo para darle a sus clientes una experiencia de compra única y basado en el movimiento artístico vienés moderno de la época.
Comenzando desde allí, Emilie ya traía una ideología revolucionaria, al unir fuerzas con sus hermanas, tres mujeres solteras en sus treintas —hasta que su hermana Helene se casó con Ernst Klimt, hermano de Gustav Klimt.
“El estilo de la reforma se caracterizó por una negación radical del corsé, que en esa época era obligatorio. Las creaciones de la última moda internacional también llegaban a las colecciones del salón. Para encontrarlas, Emilie Flödge visitaba los principales desfiles de moda en París y Londres con regularidad”.
Gustav Klimt y Emilie Flöge, el romance lleno de pasión e incógnita
Klimt conoció a Emilie gracias a su hermano Ernst y la unión que vino de este enlace con la opulenta familia de los Flödge. Lamentablemente Ernst murió meses después de la boda de manera inesperada y Gustav se convirtió en el tutor de su hija, Helene Luise. Esto fortaleció los lazos familiares, y la fascinación del artista con la joven aristócrata 12 años menor que él.
Gustav tenía mala reputación en el campo del amor, siendo conocido por sus numerosos romances con modelos y los hijos que tuvo de distintas mujeres. Pero entre él y Emilie perduraba el romance, aunque jamás se casaron ni formaron una familia. Ella creció bajo la mención de ser la mejor amiga de toda la vida de Klimt, compañera intelectual, musa y posiblemente amante.
La relación que tenían se llevaba de manera más intensa cuando vacacionaban juntos en verano, frecuentando el lago Atter, a pesar de que iban acompañados de la familia Flöge. Se dice que en estas vacaciones, Emilie ayudó a Klimt a terminar uno de los encargos que le hicieron al artista.
Retrato de Emilie Flöge (1902)
Klimt hizo tres retratos de Emilie, siendo el de 1902 el más famoso. Como explica Goodle Arts & Culture, ‘Retrato de Emilie Flöge’ es ella usando un vestido sin cintura para indicar el estilo de la reforma que ella misma difundía. El excéntrico patrón que le rodea al vestido —de tonalidades verde y azul— hacen alusión al interés que tenía Klimt en ese momento con los temas subacuáticos, añadiendo incluso “formas sinuosas y ovaladas que recuerdan a las escamas de un pez”. ‘El Beso’ se pintó en 1907, y desde entonces corre la teoría de que es un retrato de Gustav y Emilie compartiendo aquel momento.
Gustav Klimt: Portrait of Emilie Floge (detail) pic.twitter.com/NuBWBZFQKx
— ℰᵛᵃ (@art4eva_) February 1, 2021
El beso, Gustav Klimt (1908-1909) pic.twitter.com/Nahn5euwHw
— Fernando Soto (@Doctor_Soto) August 27, 2023
La historia de amor llegó a su fin con la muerte de Gustav Klimt en 1918 a causa de un infarto, y presuntamente sus últimas palabras fueron, “Emilie debe venir"; la diseñadora austriaca heredó la mitad de los bienes del pintor. Por su lado, Emilie vio el crecimiento de su negocio durante 34 años, hasta la invasión Nazi en 1938 que provocó el desplazo de mucha clientela y, finalmente, el cierre definitivo de Schwestern Flöge. Al final de la Segunda Guerra Mundial, la casa de Emilie se incendió en llamas y varias de las obras que tenía de Klimt se perdieron para siempre. Ella murió a los 77 años en mayo de 1952, pero su persistencia en las siluetas que representen el albedrío de la mujer permanece.