La victoria de Caitlyn —ciudadana— Jenner

La victoria de Caitlyn —ciudadana— Jenner

Digna de alabar por sus victorias tanto en el ámbito deportivo como en el personal, la estrella de televisión protagoniza la colección Sport de H&M del próximo otoño.

Hace ahora cuatro décadas fue el gran héroe olímpico que entonces necesitaban los Estados Unidos. Pero no sería hasta el año pasado cuando al fin se convirtió en la mujer que necesitaba ser. Esta es la máxima victoria de CAITLYN JENNER, estrella de la colección Sport de H&M del próximo otoño.

“¡UNA BOLSA! ¡ES UN HOMBRE Y LLEVA UNA BOLSA! ¿Quién dijo que los hombres no llevan bolsa?”. Caitlyn Jenner no puede parar de señalar el artículo de piel que acaba de aterrizar casi de milagro sobre el sofá de su camerino. Llena de emoción, el término que emplea para referirse a él en su inglés original es purse, la más femenina de las formas de llamar al accesorio que tienen los estadounidenses. Purse es, por ejemplo, la cartera clutch de las señoras de bien de toda la vida. Y Caitlyn Jenner es una señora de bien de las de toda la vida. La visualizo de repente con su collar de perlas al cuello por encima del conjunto de chaqueta y jersey de punto, comiendo galletas en una cafetería con sus amigas, otras señoras de bien de las de toda la vida. Y entonces cree conveniente recordarle –o advertirle– que hace tiempo que las colecciones de moda masculinas admiten la bolsa como lucrativo animal de compañía.

–¿De qué revista ha dicho que era?

–De Harper’s Bazaar.

A Caitlyn Jenner también le causa hilaridad la enfática pronunciación de Bazaar. “¡Oh, fantástico! ¡Harper’s Bazaar! [Emula la entonación]. ¿Sabes que esta es la primera vez que tengo la oportunidad de hablar con Harper’s Bazaar? Estoy encantada de que al fin pueda tener voz en todos los medios, es algo que no me había pasado hasta ahora. Desde luego, estos últimos nueve meses están siendo los más provechosos y gratificantes de mi vida”. Los últimos nueve meses de vida (ya 12, que este encuentro tuvo lugar a principios del pasado marzo) de Caitlyn Jenner han sido, de hecho, una nueva vida para Caitlyn Jenner. Antes, el mundo –o parte de él– la conocía como Bruce Jenner, 66 años; con fama de campeón olímpico, primero, y patriarca del mediático clan Kardashian-Jenner, después. Varón. Hasta que, hace justo ahora un año (el 25 de junio), explotaba la bomba informativa, la mecha previamente prendida por todo tipo de rumores. En sus palabras, el “secreto a voces del que nadie hablaba”: Bruce completaba al fin su transición de género y renacía como Caitlyn Marie. Oficialmente mujer. “He conseguido mucho, de una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos a formar una familia. Pero no hay nada mejor que vivir auténticamente, siendo quien eres de verdad”, comienza a declarar, acercándose al celular que registra la conversación. “Aquí, más cerca”.

Ha sido un proceso largo, de décadas (exploraciones infantiles y juveniles aparte, en los ochenta comenzaría sus primeras terapias hormonales, que interrumpiría en un par de ocasiones, la última a mediados de los noventa, cuando formalizó la relación con la que sería su tercera esposa, Kris Kardashian Jenner). Pero desde su fenomenal revelación, a Caitlyn le ha valido la pena. Y la vida. “Esto es lo que eres, es parte de ti, todo el tiempo. No te vas a la cama una noche y al día siguiente te levantas diciendo: ‘Ah, es que soy una mujer’. No. Yo he tenido mis maneras de afrontarlo, a veces luchando más, otras menos… Al separarme de Kris, me mudé a la mansión que compré en Malibú (fue ella quien la encontró y la decoró para mí), preciosa, con vistas al océano. Y, de repente, me encontré sola, como en los ochenta, cuando estuve aislada durante seis años en la que entonces era mi casa. Tuve una pistola en las manos un par de veces. Durísimo. ‘¿Qué diablos voy a hacer?’, me decía a mi mismo todo el rato. Fui a terapia y decidí que tenía que hablar con mis hijos. Me estaban destrozando en los tabloides algo que me ha pasado siempre, paparazzi persiguiéndome a donde quiera que fuera, despedazándome, contando chismes estúpidos… Así fue como revelé el gran secreto de familia del que nadie hablaba, aunque todas mis esposas eran conscientes de ello. Y fue estupendo. Mi hijo mayor, Burt [de su primer matrimonio, con Chrystie Scott, en 1972], me dijo algo que me llegó al alma: ‘Mamá ya me lo había contado. Y sabes qué, papá, siempre he estado orgulloso de ser tu hijo. Pero nunca lo he estado tanto como ahora’. Es algo muy fuerte, viniendo de tu propia sangre. Lloré. La gran conversación vino después de que hablara con mis chicos y las personas más cercanas. Fui a ver a mi pastor. Porque una se pregunta ‘por qué Dios me ha hecho esto a mí’…”.

–Bueno, para eso tienes que creer en Dios –interrumpo.

–No puedo estar más de acuerdo. Yo creo en Dios.

Tengo fe, aunque no vaya a la iglesia a menudo. El caso es que esa idea de ‘por qué yo’ no se te va de la cabeza. A ver, ¿no habría sido mucho mejor que fuera simplemente gay y no tuviera estas movidas con mi identidad de género? Total, que hablé con mi pastor, le conté mi historia y, aquella misma noche, lo comprendí: de todo lo que he hecho en mi vida, y ha sido mucho, quizá después de 65 años esta sea la razón por la que Dios me ha puesto en la Tierra. Primero, para vivir genuinamente, porque una no hace esto si no cree en lo más profundo de su alma que es lo correcto. Y segundo, para poder marcar la diferencia en este mundo, inspirando a los demás. Este es un tema muy serio. Es una cuestión de humanidad que no tiene fronteras…”.

Caitlyn es un torrente. Habla tanto, revela tanto que cuesta introducir alguna pregunta fuera de guion, entre un discurso que, sí, se antoja ensayado, ya repetido. En realidad, deberíamos estar hablando de su fabulosa aparición como modelo en la campaña de la colección Sport para el próximo otoño de H&M, apropiadamente titulada For Every Victory (Para cada victoria), que es lo que nos ha traído hasta el estudio donde se acaba de fotografiar, en el Downtown de Los Ángeles, a un lado del canal de la ciudad, un lugar al que sólo irías si has quedado para una carrera ilegal de autos locos o porque se te han acabado las provisiones de crack . “Pensamos en hacer la sesión en algún gimnasio, pero al final decidimos que era mejor montar uno propio aquí”, revela la encargada de producción. ¿Y no tendrá algo que ver la privacidad, en previsión de posibles filtraciones al shootear en un espacio público?, pregunto. “Sí, bueno, eso”. El fotógrafo y realizador del video de la campaña acaba de entrar foro. La heroína de la función aún tardará un par de horas en aparecer, primero vestida con prendas de la colección, estilo athleisure , incluidas unas mallas que dibujan unas largas y estupendas piernas.

Sin embargo, a Jenner aún le faltan horas de vuelo en su nueva piel. Que a ser señora también se aprende, aunque el proceso sea pasito a pasito. Lleva encima varias cirugías (algunas, como la de sus remodelaciones faciales, bien dolorosas), pero de momento no la de reasignación genital. Siempre se ha sentido atraída por mujeres (las tres esposas que ha tenido lo confirman), pero, ahora mismo, se confesa “asexual”. Lo que no quita para que también haya declarado que quizá sea el momento de tener citas con hombres. ¿Acaso una señora de bien como ella no se permitiría ser lesbiana? Para no herir sensibilidades, las preguntas que van a continuación han de formularse con retórica exquisita:

–¿Qué es más complicado, luchar contra una naturaleza que no es la tuya o contra tu educación? Porque una persona no es sólo un cuerpo, también es las ideas, los valores sociales y culturales que le han inculcado…

–Todo es muy complicado. Lo más difícil es ser honesta contigo misma. A mí me costó, tanto que hasta llegué a huir de mi propia naturaleza. Y en cuanto aceptas quién eres, luego tienes que conseguir que te acepten los demás. Y la disfunción de género es algo muy complicado de hacer entender. ‘¿Acaso eres gay?’, te dicen. Yo tuve que llegar a mi propia conclusión:

‘Oh, Bruce. Bueno, has conseguido mucho. Una decena de hijos preciosos (y tengo al noveno nieto en el horno), muchas competencias… Quizá ha llegado la hora de que ella viva su vida. Démosle una oportunidad. Veamos qué es capaz de hacer por este asunto, el más importante al que me haya enfrentado nunca. Un asunto por el que se asesina a la gente, un asunto por el que muchos se suicidan, un asunto que condena a la pobreza… Unos Juegos Olímpicos son sólo un acontecimiento deportivo, esto es la vida real. Y la comunidad trans no merece que se la trate de otra forma. Para mí ha sido un honor poder compartir mi historia y mostrarme ante ella. El otro día leí un artículo que decía que en India se había celebrado el primer concurso de belleza transexual ¡inspirado por Caitlyn Jenner! ¡Eso es genial! Y recibo cartas de chicos y chicas trans que me cuentan que han estado contemplando el suicidio pero que, gracias a mí, han salido adelante. Porque es maravilloso vivir sin secretos. Hace poco me desperté feliz, y estuve con la sonrisa puesta todo el día [ríe]. Me parece que nunca había sido más feliz en mis últimos 50 años.

–¿Y por qué cree que a la gente le cuesta tanto aceptar que una mujer transexual pueda tener unas ideas políticas y sociales tan conservadoras?

–Ahí tengo que darle toda la razón. Pero porque cambies de género no significa que también cambies de creencias. Entiendo que, por lo que respecta a temas estrictamente trans, los demócratas son mejores, pero no estoy de acuerdo con sus políticas económicas. Creo que en eso los republicanos son los idóneos.

[Jenner llegó a pronunciarse públicamente a favor del candidato republicano a la presidencia de EEUU, Ted Cruz, ya apeado de la carrera electoral, y aunque también ha dicho que no apoyará a Donald Trump, lo prefiere antes que a Hillary Clinton]. Hay muchos transexuales que votan por un único motivo, sus propios intereses como personas trans; a mí hay otros muchos temas que me importan, como tener el mejor líder para mi país, para empezar… La verdad es que estoy teniendo más repercusión por republicana que por transexual [carcajada]. ¿No es fantástico?

“Harper’s Bazaar debería estar hablando de moda, no de política”, se le oye murmurar al agente de este nuevo modelo de activista social, presuntamente enfrascado en su computadora, a un lado del camerino. “Todo es política”, replico. La ciudadana Jenner asiente. Su reality show, I Am Cait, ya va por su segunda temporada. Y acaba de anunciarse su participación en la tercera de Transparent , la serie que ha hecho de la transexualidad un fenómeno popular. Muy inteligentemente, se interpretará a sí misma. Para culminar la faena, este año se cumplen 40 de su medalla de oro (y récord olímpico) en la prueba de decatlón de los Juegos de Montreal de 1976. Entonces aún era Bruce, el gran héroe americano en plena Guerra Fría. Ay, si la opinión pública hubiera sabido entonces que debajo de la testosterona indumentaria lucía una muy femenina ropa interior (The New York Times estuvo a punto de publicar una historia al respecto a principios de los ochenta, que ella logró abortar). Última pregunta, que el tiempo apremia: ¿fue acaso aquel metal máscarga que bendición? “Digámoslo de esta manera: no sé si lo llamaría una carga, en el sentido de que siempre me he sentido muy orgullosa de ese momento. Pero es verdad que me complicó muchísimo la vida, a nivel personal. Porque la percepción que tenía la gente de mí era totalmente distinta a la que yo tenía de mí misma, de quién era.

Ese hueco, ese vacío que se extendía entre el hombre, el macho, el mejor atleta del mundo que los demás veían en mi figura y yo, parecía insalvable. Y así fue durante mucho tiempo. Por suerte, se acabaron las mentiras”. Se despide con un apretón de manos antológico. “Un placer, cuídese”. Usted también, señora Jenner.

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