Encabezando el top de las miniseries más queridas de Netflix, Baby Reindeer ha cautivado a las audiencias con su oscura y estimulante narrativa, solo para descubrir que es una historia autobiográfica creada y protagonizada por Richard Gadd (en el papel de Donny), explorando las complejidades de sus propias experiencias de vida. Y tal cual como es la vida real —y no lo que vemos en las redes sociales— los personajes usan ropa ordinaria que en sí mismas crean un retrato de sus propias luchas y emociones: playeras polo, camisas de tartán, suéteres tejidos y chaquetas impermeables que estarían en el guardarropa de cualquiera, y ese es precisamente el reto que el departamento de diseño y vestuario de Baby Reindeer encontraría. ¿Cómo darle vida a una prenda común que está navegando las líneas de un trauma escondido entre todos sus personajes? En primer lugar, toda la ropa que vemos es de segunda mano, como nos contó Mekel Bailey, quien estuvo a cargo del diseño de vestuario, donde cada prenda “tenía que ser tan cruda como sea posible”. Es la maravilla de la ropa, que incluso lo más básico tiene una historia detrás.
¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar en el proyecto de Baby Reindeer?
Fue a través de mi agente Tara Tchablakian en Wizzo and Co, yo estaba en otro trabajo; me enviaron un episodio piloto del guion y tuve que presentar mi idea de los trajes. Eso fue en 2022, alrededor de marzo, y fueron algunas entrevistas de ida y vuelta, unas cuatro entrevistas. La serie en realidad era una obra de teatro, pero yo no la había visto antes y fue importante comprender eso sobre Baby Reindeer.
¿Entonces trataste de descubrir cómo llevar la obra de teatro a la televisión?
Sí, porque no pude ver la obra de teatro (ya había terminado). Así que tuve que tomarlo como un momento nuevo, esperando el guion.
En una publicación de Instagram, mencionaste que decidiste usar ropa de segunda mano para el guardarropa de Martha (Jessica Gunning). ¿Puedes contarnos sobre el proceso y qué descubriste en el camino?
Digamos que esta es una serie contemporánea, ¿verdad? Está ambientada a principios de los 2000, mediados de 2012, ese tipo de era, así que había dos opciones: comprar cosas fácilmente en la tienda o en línea, pero no tendrían el mismo tono —ya sabes, el matiz que tiene la ropa de segunda mano. Así que desde el principio dije, ‘está bien, este es el desafío, vamos a tener que conseguir todo de segunda mano o en tiendas de caridad y comenzaremos a desglosarlo todo’.
Martha es una actriz increíble y plus size, así que el plan era ir de tienda en tienda por Londres, semana tras semana [hasta conseguir las tallas adecuadas]. Todo comenzó a funcionar: una vez que tuvimos nuestra conversación con Netflix y los productores y la directora Weronika Tofilska, todos finalmente entendieron nuestra paleta de colores (estábamos trabajando con rojos, verdes y marrones). Ya con esa información yo iba por todas partes, caminando hacia una tienda de segunda mano y pensando ¡Oh, esa es Martha! pero no tenían la talla. Había días buenos y otros no tanto, pero naturalmente todo lo que era rojo, rosa, verde, con flores y estampados o cualquier cosa entre tallas 24-27, simplemente la agarraba.
Las colgaba en el estudio y pensaba, '¿cómo le dará sentido a esto Martha, en qué etapa de Martha estaba?’ Y luego, cuanto más comencé a construir los conjuntos, más veía diferentes facetas de ella. Por ejemplo, cuando ella estaba en este estado realmente malo mentalmente, eran más los colores saturados; cuando era agresiva y codiciosa era rojo intenso y animal print. Definitivamente fue un desafío el uso de segunda mano, pero siento que no hay otra manera de expresar este vestuario. Creo que sólo hay dos cosas en el guardarropa de Martha que se compraron en línea (uno de ellos una chaqueta verde). Pero nos mantuvimos fieles al hacerlo así, es lo que realmente hace creer que es Martha. Tiene carácter, tiene un verdadero significado, y cada parte de la ropa cuenta una historia anterior.
¿Dirías que esta expedición fue también un aprendizaje personal y profesional?
Sí, definitivamente... me hizo seguir adelante. Y encontramos esa luz. Y encontré tiendas que nunca imaginé, conocí gente increíble que me decía ‘vuelve mañana, tendremos un montón de ropa en tallas más grandes’. Me ayudaron muchísimo. Fue definitivamente una curva de aprendizaje trabajar de esta manera, y nuevamente trabajar con un cuerpo de talla grande. Incluso entender esos elementos: cómo es el material o qué sería duradero mientras se filma.
Definitivamente fue un desafío el uso de segunda mano, pero siento que no hay otra manera de expresar este vestuario.
En otra publicación hablaste sobre el proceso de creación del traje de tartán de Donny (Richard Gadd). ¿Qué tipo de personalidad quisiste transmitir con este distintivo traje de tartán?
Con el traje —que era el que usaba para subir al escenario— teníamos que cumplir con dos cosas. 1) Representar quién es Donny/Richard en cuanto a su trasfondo y herencia escocesa. 2) Jugar de nuevo con la paleta de colores, así que todo fue hacia naranja, verde y rojos.
Pero en términos de la persona, se trataba de crear este particular atuendo de comediante, así que habían elementos que tenían que ser divertidos, atractivos en la pantalla. Tuvimos que descomponerlo para que se viera realmente vivido, como si tuviera este traje desde hace mucho tiempo y que incluso se lo había encontrado en algún lugar de caridad él mismo. Porque [Donny] no era un comediante rico, no tenía mucho dinero, así que tenía que arreglárselas con lo que podía; pero tal vez encontró este traje y pensó '¡oh, dios mío, este es mi traje favorito y siempre lo voy a usar en el escenario y me sentiré empoderado al usarlo!’.
Pasamos por muchas etapas para ese traje: hombros grandes, hombros más pequeños, cintura pequeña, oversize, más delgado... atravesamos por cualquier variación que puedas imaginar. Y otro aspecto importante fueron las camisas debajo: tenías la camisa rosa, amarilla, verde y azul. cada vez que lo ves en el escenario con un color diferente era una etapa diferente en la que estaba en la vida, jugamos con esas diferentes emociones y colores.
El body de colores (cuando era un comediante joven en Edimburgo), no voy a mentir, fue un hallazgo en línea. Afortunadamente funcionó y cuando encontramos esa referencia de inmediato supimos que era la buena. Porque, de nuevo, teníamos que mantenernos fieles a la línea de tiempo en la historia real. Ya sabes, tal vez él [Richard] lo pudo haber encontrado en línea en una compra barata de Amazon o ebay o en una tienda de segunda mano, obviamente no lo encontró en una tienda de disfraces.
Y cómo fue la experiencia de trabajar con Richard Gadd a la par en que se creaba el vestuario...
Trabajamos juntos cada día, todo para saber cada etapa de él. Fui a su casa, busqué en su armario para ver las cosas que usaría, para entender quién es Richard y quién es Donny. Obviamente están separados, pero al mismo tiempo hay un cruce, y yo necesitaba entender su compatibilidad, sus colores, su tamaño. También saber quién era Richard de joven.
Qué interesante haber trabajado así con quien no sólo es el actor, sino la persona que en sí misma vivió esta historia.
Fue increíble, porque supongo que él tiene la historia real, él sabe la verdad que nadie más sabría más que él. Pero no había ese control, no era como no, ‘esto tiene que ser así o asá', nos permitió tener libertad, salir y crear. Fue genial tener esa libertad y no sentirme restringido; Richard definitivamente creyó en esta visión desde el principio.
¿Quiénes formaron parte de tu equipo de diseño y sastrería, y cómo colaboraron para Baby Reindeer?
Teníamos un equipo bastante pequeño, algunos de mis colegas que son diseñadores de vestuario o estilistas, éramos como seis personas. Yo como jefe de departamento, luego tuve a la increíble Imogen Holness
como mi supervisora, Daniel Dioguardi (con Donny), Georgia Green (con Martha) y costume trainee Phoebe Pugh, ellos eran el equipo principal. En términos del blazer de tartán encontré esta increíble couturier de patrones llamada Inka Polakovicova [...] y los pantalones fueron hechos con patrones y tela con ayuda de A Child of the Jago [fundada por el diseñador y activista social Joe Corre].
Tenía que ser tan verdadero y tan identificable que no podíamos vestirlo como si fuera a una sesión de moda. Tiene que ser tan crudo como sea posible. Eso me lo repetía, manténlo sobrio, manténlo real, manténlo crudo.
¿Cuál dirías que es la importancia de la ropa dentro de una historia que toca un tema tan profundo como el trauma enterrado de Donny?
Lo importante es que los trajes nunca sean complicados y que no distraigan al público de la verdadera historia; si acaso, deben complementar. Para contar una historia como esta lo más apropiado es jugar con la paleta de colores, pues se trata de realidad —y cómo puedes enfatizar esa realidad en la pantalla y al mismo mantenerla fiel a las emociones de los personajes que se transmiten entre el pasado y el presente (porque Donny lo está reviviendo). Creo que de los trajes para Richard contra los de Donny, en el que nos esforzamos muchísimo fue el traje de comedia: la idea era que tenía que ser tan verdadero y tan identificable que no podíamos vestirlo como si fuera a una sesión de moda. Tiene que ser tan crudo como sea posible. Eso me lo repetía, manténlo sobrio, manténlo real, manténlo crudo.
Tomé referencias de la banda Blur e incluso hay referencias de la película Trainspotting, así que fue muy crudo en ese sentido, pero nunca complicamos demasiado la ropa de Donny. Cuando estaba en el pub llevaría polos neutrales; la chaqueta amarilla fue un hallazgo de ebay, pero me encantó. Recordemos que la mamá de Keely (Shalom Brune-Franklin) le da esta chaqueta porque quiere hacerlo como su hijo, por eso es una pieza oversize, y el amarillo lo lleva de vuelta a ser bastante juvenil también. Así que juegas con la inocencia en esa ventana amarilla donde ves al Donny de Edimburgo hasta este Donny casi en sus treintas todavía usando el color.
En términos más personales, ¿cómo describirías la evolución de tu trabajo en el costume design de televisión y hacia dónde te gustaría dirigirte en el futuro?
Definitivamente siento un gran orgullo por mí mismo y por el trabajo de mi equipo en este proyecto; miro hacia atrás y digo ‘buen trabajo’. La transición de celebridades y moda a televisión es definitivamente el viaje que quiero destacar, quiero seguir trabajando en televisión y cine y realmente impulsar esa narrativa. Describo mi estilo como muy contemporáneo, pero siempre quiero tener el sentido de verdad o realidad en él, las historias verdaderas impulsan algo en mí particularmente, ya sea algo con lo que pueda relacionarme o algo educativo, o que eduque e inspire a otros. Me gustaría jugar con la fantasía —el periodo no es lo mío, creo que es genial y lo respeto pero no es hacia donde quiero ir. Si puedo soltarme un poco en alguna fantasía me desafiaré con eso, jugaré con diferentes materiales y los traduciré hacia otra historia. Es emocionante ver qué viene, he estado haciendo esto durante 15 años, pero el estilismo y la moda son completamente diferentes para televisión y el cine.