Michael Kors le rindió un tributo a su fallecida mamá, Joan Kors, en el último show para la colección primavera-verano 2023 en el marco del New York Fashion Week —"ella y yo viajábamos por el mundo y tuvimos muchas memorias increíbles de las vacaciones. Era una mujer que rompía las reglas, usaba pantalones hot en la oficina”, dijo a AP. Lo que destacó en la pasarela de Kors fueron piezas que aludían al antaño: cardigans grandes, sacos XL y vestidos de kaftan. Pero además del uso de lentejuelas, resaltó el uso de encaje. En faldas, vestidos y tops, el encaje se hizo presente en toda la colección de la firma estadounidense, ¿pero cuál es el origen de esta emblemática tela que hoy día sigue sin pasar de moda aunque tenga tintes de reliquia? Aquí te explicamos más (de forma muy resumida).
El origen del encaje, una tela timeless
El encaje, con sus delicados patrones y diseños intrincados, tiene una rica historia que se remonta varios siglos. Su origen se puede rastrear hasta finales del siglo XV, con los primeros trabajos de encaje emergiendo en Italia y Bélgica. Inicialmente se elaboraba minuciosamente a mano utilizando técnicas como el encaje de aguja y el encaje de bolillos.
Durante el período del Renacimiento se convirtió en un símbolo de riqueza y estatus. Adornaba la ropa de la nobleza y era muy codiciado —la reina Isabel I de Inglaterra, por ejemplo, era conocida por su amor por el encaje, y su popularidad creció en toda Europa.
En los siglos XVII y XVIII, se establecieron gremios de encajeras (las encajeras elaboran el encaje artesanal, habilidad que aprendían desde niñas), lo que contribuyó al desarrollo de estilos regionales distintos. Francia, en particular, se hizo famosa por sus intrincados encajes de Chantilly y Alençon.
La Revolución Industrial en el siglo XIX trajo consigo cambios significativos en la producción de encaje. Se inventaron máquinas para automatizar el proceso, lo que hizo que el encaje fuera más accesible para un público más amplio, y esto condujo a su incorporación en la moda cotidiana.
La popularidad del encaje resurgió nuevamente a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, con los estilos Art Nouveau y Eduardiano abrazando su estética delicada y romántica. Diseñadores como Charles Frederick Worth y Paul Poiret utilizaron extensamente el encaje en sus creaciones.
A mediados del siglo XX, el encaje adoptó un aspecto más moderno y minimalista, a menudo visto en la moda de los años 60 y 70. Sin embargo, experimentó un renacimiento en los años 80, cuando se convirtió en una tela icónica en vestidos de novia y prendas de noche —¿recuerdas los guantes de encaje que usaba Madonna? Un básico—.
Hoy en día, el encaje sigue siendo un elemento versátil y perdurable en la moda. Se utiliza en diversos estilos, desde vestidos de novia de inspiración vintage hasta diseños contemporáneos, como han hecho Michael Kors y Carolina Herrera este NYFW. Su capacidad para transmitir elegancia asegura que el encaje seguirá siendo un elemento básico en el mundo de los textiles y la moda durante muchos años.