La camiseta de algodón que llevas puesta le costó al planeta 2 mil 700 litros de agua. ¿Sorprendente?
La velocidad a la miles de tiendas en todo el mundo renuevan sus colecciones de ropa podría no ser sostenible para el planeta en pocos años. La industria de la moda se reinventa constantemente, y acorde a esta premisa, hay corrientes antagónicas como el fast fashion y el slow fashion que buscan que evolucione desde diferentes perspectivas. En los últimos 20 años, el número de prendas de vestir que se producen en todo el mundo incrementó a niveles jamás vistos.
Según el reporte New Textiles Economy, en el año 2000 se confeccionaron en promedio 50 mil millones de prendas, y 15 años después esta cifra alcanzó las más de 100 mil millones de prendas de vestir en todo el mundo. Y en los últimos años ha seguido creciendo. Esto ha llevado a creadores, activistas ambientales y consumidores a cuestionar la sostenibilidad de la industria y de la ropa que llevan puesta.
Qué es el fast fashion
El fast fashion (moda rápida) apuesta por la renovación constante, la producción masiva de ropa y el bajo costo; esta se sostiene en tiendas físicas y virtuales que constantemente están lanzando colecciones, lo que hace efímero lo que acabas de comprar, aunado a la calidad de cada pieza. Comprar hoy, para desechar mañana, ha sido la premisa que investigadores han usado para definir esta corriente de producción textil, dado que la poca calidad de las piezas y la necesidad de renovación convierte a la ropa en un producto de poca duración, que fácilmente es lanzado a la basura.
¿Y a dónde van los desechos? Estos muchas veces son quemados al aire libre, enterrados o terminan en botaderos al aire libre, como el Desierto de Atacama en Chile, que según estimaciones de medios como DW, podría albergar hasta 100 toneladas de ropa usada o de piezas fast fashion que nunca fueron adquiridas. Todo esto representa emisiones de CO2 para el planeta.
Qué es el slow fashion
Ir más lento, en todos los sentidos, es lo que busca el slow fashion. Esta corriente ha recogido la exigencia de la moda sustentable y las propuestas que se han hecho durante los últimos años para desacelerar el consumo y desecho de ropa. La moda lenta, como también puede ser nombrada, plantea cambios desde la producción con responsabilidad ambiental, responsabilidad social y la durabilidad de las prendas. También apuesta a la fabricación ética sin la explotación laboral de las personas que elaboran cada pieza. Esta corriente de producción busca cambios con impacto a gran escala: reducir el consumo y que las personas compren solo lo que necesitan; priorizar la calidad sobre la cantidad e impulsar la economía circular, y que la producción se dé con la mayor cantidad de materiales biodegradables.
Producción diferenciada
Mientras el fast fashion es la corriente de lo efímero, la producción y renovación constante, el slow fashion aboga por desacelerar el consumo y desecho de la ropa, y dotar de calidad y significado cada prenda, con producciones más sostenibles. Actualmente, la producción de ropa representa el 10% de las emisiones de CO2 a nivel mundial, esta cifra es similar a las emisiones de la Unión Europea por sí sola, según la organización Greenpeace. Seguir leyendo...