El accesorio idóneo de la firma francesa se muestra inalterable
Mientras los mercados bursátiles se tambalean y la incertidumbre financiera domina el ánimo de los inversores, Chanel se erige, inmune y ajeno a cualquier vaivén, como un valor seguro. La decisión de Reino Unido ha agitado las bolsas de medio mundo. Sin embargo existe una bolsa que, sobre todo en estos tiempos turbulentos, se
muestra inalterable. Me refiero a la clásica 2.55 de Chanel.
En los últimos cinco años la mítica bolsa de la maison francesa se ha revalorizado un 70%, según un estudio del portal de compra-venta de complementos de lujo Baghunter. Si en 2010 este apreciado fetiche costaba 2,850 dólares -en su versión estándar-, a finales del pasado año alcanzó los 4,900 dólares. En el estudio han analizado todos los precios que ha alcanzado el 2.55 a lo largo de su historia. Los datos han arrojado que la revalorización de la bolsa es, comparativamente, superior al índice de inflación de la vivienda en Estados Unidos. “El aumento del precio de la vivienda en EE.UU ni se aproxima al rápido incremento del valor de la bolsa de Chanel”, asegura el informe.
Es bien sabido que la reina Isabel II de Gran Bretaña siempre ha sido recelosa del savoir faire francés y fiel inversora -como Margaret Thatcher- en bolsas de Launer London: inglesas, sobrias y sin necesidad de reinventarse. Su modelo preferido es el Bellini. Asimismo era manifiesto el desagrado de la monarca británica por el gusto glamuroso e internacional de su difunta y mediática ex nuera, Lady Di. La princesa del pueblo inglés, musa e íntima de Versace y Valentino, se alzó como icono universal por su estilo elegante, natural y prudentemente atrevido. Por supuesto ella invirtió a seguro; collares de perlas y varios modelos 2.55 en su armario.
La nueva Duquesa de Cambridge, Kate Middleton, también ha coqueteado discretamente con los accesorios de la casa francesa. Pero jamás con el desparpajo de Diana. Y por qué negarlo, los tiempos son peores. Más vulgares y horteras, hasta Lady Di lo hubiese tenido algo más difícil. Además desconocemos si ocurrirá, como con el referéndum, que la ancianidad británica decida el futuro estilístico de sus jóvenes. Y quizás tras el divorcio, Isabel persuada a su inocente nieta política para que abandone definitivamente sus tímidas pero rentables inversiones en lujo extranjero y apueste por el tradicional Launer London.
Olvídense de los mercados de deuda, divisas o renta variable. En estos tiempos desconfiados y tan necesitados de valores seguros, la dos ces entrelazadas son nuestro mejor refugio financiero.