Salvatore Ferragamo puede ser entendido como el gran genio italiano de los zapatos durante el siglo XX. Y sí. Lo fue, lo es y, seguramente, seguirá siéndolo por bastante tiempo. Para narrar su historia, la un creador tremendamente influyente, la de un emperador y su bello reino, revisemos siete palabras. Enunciaciones que reúnen los episodios más importantes en su vida y que nos pueden arrojar luz sobre su eterna relevancia.
Bonito
Nació en junio de 1898 en el pequeño pueblo de Bonito, Italia. Sus padres eran unos modestos agricultores y el pequeño Salvatore se interesó por el oficio de zapatero, gracias a un vecino muy cercano. Cuentan que una noche, a escondidas de sus papás, tomó algunos materiales y herramientas de su vecino e hizo los zapatos de la primera comunión de sus pequeños hermanos. Y aunque fue descubierto en el acto y la tradición decía que debían ser blancos y nuevos, su papá le permitió. Era evidente que nacía una leyenda.
Máquinas
Siendo un adolescente, Salvatore Ferragamo se embarcó a Estados Unidos para reunirse con sus hermanos mayores. Allí aprendería a hacer zapatos en serie. Sin embargo, lo que él esperaba no fue capaz de encontrarlo. Se dice que el diseñador sintió un gran horror al ver cómo ciertas máquinas fabricaban zapatos en América, sin ningún tipo de artesanía o cuidado. No hacerlos de forma manual le pareció completamente fuera de lugar.
Hollywood
En 1914, Ferragamo emigró a Boston, más tarde a California y finalmente a Hollywood. Un lugar que le permitió convertirse en el “zapatero de las estrellas”. Dolores del Río y Marlene Dietrich, entre esos nombres. Finalmente, después de trece años en Estados Unidos, lleno de experiencias y un nombre reconocido, volvió a su natal Italia. Allá fundó Salvatore Ferragamo, convirtiéndose en el sello colosal que es hoy.
Anatomía
El diseñador, durante su reciente estancia en Estados Unidos, estudiaba inglés por las noches, después de trabajar, y también realizaba estudios de anatomía. La unión perfecta entre zapato y cuerpo humano era su obsesión. De acuerdo con registros y testimonios, Salvatore Ferragamo quería confirmar que tener pies “defectuosos” no era una cuestión hereditaria, sino por zapatos mal diseñados. Una de las primeras clientas en probar sus innovadoras hormas fue la ex-reina de Rumanía, poco después de ser destronada.
Aparato
Su hermano Elio murió en un accidente automovilístico. A Salvatore, quien conducía el auto, le quedó una pierna más corta como consecuencia del accidente. Dolor y frustración le impulsaron a crear un mecanismo que, además de aliviar su dolor, le ayudaran a rehabilitarse. El dichoso invento fue patentado como el “Aparato Ferragamo”, que incluso fue utilizado para atender a heridos de la primera Guerra Mundial.
Arte
Salvatore Ferragamo era un completo artista. Sus zapatos son considerados verdaderas esculturas. Piezas de arte con un uso extraordinario de materiales y profundos análisis. Salvatore Ferragamo inventó el tacón “Stiletto”, la plataforma de corcho y la sandalia invisible. Sin su mirada y su capacidad de estudio –casi clínico– el encuentro entre creatividad y comodidad hubiera tardado años.