Cuando la verdadera inquietud de asistir a un desfile de moda es ser captado por el lente de un fotógrafo de street style, ese es el problema... En los últimos años, el fenómeno “influencer” se ha apoderado de nuestros feeds de Instagram que son testigos de un sinfín de publicaciones (e Instagram Stories) de personas que cuentan con cierta credibilidad sobre un tema en concreto y gracias a eso, pueden ser el canal perfecto para hacer publicidad a una marca. Desde hace algunas temporadas, hemos sido testigos de cómo D&G (entre otras marcas) ha convocado influencers en gran cantidad para sus desfiles, desplazando así a un cierto número de verdaderos profesionales de la pasarela, lo cual en parte ha causado ruido para algunos medios especializados. Y es que simplemente eso no está mal, debido a que la marca italiana lleva a cabo dichos desfiles como una estrategia de marketing que ha cautivado internacionalmente, el problema en sí, son los influencers de la front row y más que nada los que que ocupan los asientos después de la segunda fila (sobre todo).
De acuerdo a expertos de la industria, estas personas en realidad no buscan ir a apreciar la verdadera moda en la pasarela, sino cautivar los lentes de las cámaras de fotógrafos de street style a través de una buena compra vintage o una prenda del fast fashion que cause ruido en las calles. “La semana de la moda simplemente no es un buen uso del tiempo para muchas personas influyentes que cobran más cheques de las marcas que no son de moda”, reclaman algunos. Sin embargo, eso no es impedimento para que cada vez haya un mayor numero de aspirantes a los desfiles de moda, que buscan colarse a través de decenas de mails enviados a las personas de relaciones públicas haciéndose llamar como “influencers”. También, según algunas fuentes, el número total de solicitudes de medios digitales se ha cuadruplicado en los últimos tres años (no todas de influyentes pero sí de una gran mayoría de ellos). Incluso en febrero pasado un representante dijo que para la temporada de espectáculos de dicho mes, recibieron el doble de solicitudes en la categoría “influencer” y aprobaron aproximadamente el 50 por ciento de ellas. ¿Pero cómo hacen para conseguir las entradas? El número de seguidores, que promete dar gran publicidad a los fashion shows.
Lo anterior no podría ser tan grave, hasta que esos mismos influencers intentan convencerse diciendo que son estrellas de street style (el otro gran problema), pues de acuerdo a algunos expertos, ese tipo de influyentes llegan a la sede planteada con su fotógrafo personal, quien les toma una fotografía para que puedan decir que fueron parte del programa, incluso sin ser invitados. Lo anterior, también toma otro sentido si pensamos en el gran apogeo que ha tenido el street style desde hace aproximadamente 3 o 4 años, pues según las mismas fuentes, al principios las personas que se hacían llamar “influencers” enviaban fotos de sí mismos mostrando su estilo urbano y creyendo que con eso era suficiente. En otra opinión, por ejemplo Beca Alexander, fundadora y presidenta de la agencia influyente Socialyte, quien ayuda a obtener una lista de personas influyentes en los shows cada temporada, pero solo si la foto aparece en un sitio web importante y solo si el influencer está usando un look del diseñador a quien asisten, relató que no cree que tenga sentido que influyentes asistan solo para tratar de que se fotografíe su estilo callejero. Argumentó para el mismo reportaje: “Es muy obvio que solo están caminando y ¿a dónde van desde allí? ¿En Uber?. Es realmente triste y desafortunado que hayamos llegado a un lugar donde la gente piense que los hará más exitosos”. La semana de la moda fue un negocio mucho más grande para su agencia hace dos años, pero ahora no es una prioridad, ya que las marcas contemporáneas no tienen tanto dinero para gastar en marketing influyente. Además, con más influenciadores tratando de ser parte de la escena, las etiquetas no tienen que pagar para mostrarse y publicar un show de todos modos. Pero eso no es todo, sino que Alexander también detalló que para la mayoría de los influencers, asistir a los shows no vale la pena, ni el tiempo y tampoco los gastos, pues usualmente gastan su propio dinero para ir, sin garantías de que su foto termine en algún lugar importante. “Todos en la industria están demasiado ocupados para trabajar en red con un influyente, los RP no están ahí para establecer contactos con influyentes, están ahí para asegurarse de que el desfile de modas suceda”, también expresó. Como conclusión, aunque los diseñadores le pagan a algunas personas influyentes para que asistan a su espectáculo y aumenten el contenido de sus sitios web y redes sociales como D&G, hay que ser realistas para aceptar que las semanas de la moda definitivamente no son para aquellos que no comprenden o aprecian el verdadero sentido de un desfile, ni el significado de la moda. Si buscan publicidad o “hacerse famosos”, fashion week no es la opción.