Muchos son los que diseñan, pero pocos los que inventan y revolucionan. Esta pequeña frase podría ser resumen del diseño de moda del último siglo. Y es que no hay más que mirar al pasado para ver que no son más de cinco los nombres que han conseguido imponer nuevas reglas y modificar para siempre la indumentaria y la silueta femenina.
Si bien Coco Chanel fue pionera en muchos de los códigos de estilo y siluetas que hoy aún llevamos a la práctica, en palabras de Karl Lagerfeld –actual director creativo de la firma–: “Coco hizo muchas cosas, pero no tantas como la gente imagina”.
Impuso el pantalón en la indumentaria de la mujer, llevó a la ciudad a la camiseta marinera, el traje de tweed –que destaca por su patronaje cuadrado– pero todo ello lo hizo al mismo tiempo que Madame Vionnet convertía en diosas griegas a las mujeres con los vestidos drapeados de telas fluidas y un exquisito corte al bies, que aún hoy se utiliza. Estamos a principios del siglo XX.
Dior deleitaba al mundo con siluetas reloj de arena en un maravilloso ‘New Look’en 1947, –silueta que iría evolucionando temporada tras temporada a través de las 22 colecciones que realizó hasta su muerte justo diez años después. La silueta H, creada en 1954, con unas formas más delicadas y rectas; o las líneas ‘Y’ o ‘A’ que seguían las pautas de diseños de esos mismos caracteres. O la silueta tulipán, una de las más aclamadas por las clientas de la década.
Por su parte, Cristóbal Balenciaga, ‘el maestro de todos nosotros’, como le llegó a llamar su coetáneo Christian Dior, hacía lo opuesto. Si Dior estrechaba la cintura, el modisto español hacía que desapareciera. Feminidad, elegancia y revolución pero con un patronaje único, creando siluetas casi arquitectónicas.
Genios que fueron la antesala de la minifalda, creada por Mary Quant en la década de los 60. Una nueva concepción de un mundo mucho más libre, atrevido y experimental. La humanidad saldría rumbo a la luna y con los astronautas –para los que Emilio Pucci haría los logos de sus trajes– llegarían también diseñadores como Paco Rabanne, Courregués o Yves Saint Laurent con mini vestidos ‘línea A’ en materiales futuristas y diseños en los que el arte –no solo de las siluetas femenina– entraban en una nueva dimensión. También gracias a la adaptación al cuerpo de la mujer con el smoking creado por Yves Saint Laurent en 1966.
Los años 70 serían para el vestido cruzado de Diane Von Furstenberg. Su comodidad y su respeto por el cuerpo de la mujer –que solo tenía que cruzarse el delicado tejido por el cuerpo a modo de bata han posicionado esta creación inspirada en los kimonos y las togas pero sin ornamentación en una joya superventas –con más de 15.000 vestidos vendidos al año– desde que se lanzara en 1974 . Eso sin olvidar que esta creación era uno de las más vistas en la pista de baile de Studio 54.