Aunque tiene más de un siglo, el estilo Belle Époque no ha perdido su atractivo. Fue una época de creciente riqueza (a partir del desarrollo de la Segunda Revolución Industrial) y florecimiento de las artes. Sin duda, un momento en la historia que permitió observar el surgimiento de nuevas tendencias.
A finales del siglo XIX, en París, cada vez más personas disponían de su tiempo libre y recursos suficientes para el disfrute del ocio. Como consecuencia, se produjo un incremento de la industria relacionada con las actividades recreativas, el turismo y el consumo de espectáculos. El cine (inventado en este período) pronto se transformó en una industria cultural con la creación de estudios de grabación y salas con capacidad para miles de personas.
El auge creativo de la Belle Époque
La chispa de la modernidad estaba encendida, y en un clima tan “extravagante” es fácil imaginar al fundador de Maison Damiani, Enrico Damiani, sentado en su taller, tras un viaje a Francia, decidido a dar forma a sus impresiones y a dibujar los bocetos que se convertirían en las joyas perfectamente sublimes de una de sus colecciones más evocadoras.
Y es precisamente de esos dibujos -surgidos de una mente fascinada por una idea dinámica del mundo- donde nació la colección Belle Époque de Damiani.
Evocando el estilo de las estrellas de cine de los años veinte, el innovador diseño geométrico de esta colección representa una bobina de película -símbolo del arte “en movimiento"- a través de una sucesión de diamantes yuxtapuestos con zafiros, rubíes o esmeraldas, mientras que otra línea de diamantes traza su perfil exterior.
Este diseño da lugar a anillos, pulseras, pendientes y collares, todos ellos realizados a mano por maestros orfebres de Valenza, Italia, que reinterpretan la época a través de su gran habilidad y atención al detalle.
El lujo debe expresare
La adaptabilidad y sofisticación de esta colección se ve reflejada en la palabra “movimiento”, usada por la marca para describir la preciosa cruz Belle Époque, el best seller de la colección. Compuesta por dos cruces, una dentro de la otra, que también pueden llevarse por separado. Estos dos elementos dinámicos se mueven en sincronía y al mismo tiempo evocan la intensa energía de la Belle Époque. Las dos cruces se ensamblan y desensamblan para crear interacciones que realzan el resplandor de sus piedras.
Con aire de euforia y creatividad, al igual que la misma Belle Époque, esta colección es un homenaje al arte joyero que abraza un estilo contemporáneo y dinámico que entienden el poder de la fascinación.