No se trata solo de “flores para la primavera”. Hay algunas nociones que las revistas de moda parecen no poder olvidar, y de ellas, la favorita absoluta es Su Alteza Real María Antonieta. Se ha convertido casi en un rito de iniciación hacerse pasar por la desafortunada reina en una página doble. Más recientemente, Kylie Jenner se transformó junto con su pequeña hija, siguiendo los pasos de Rihanna, Madonna o Nicki Minaj, solo por nombrar algunas musas. La táctica que toma cada historia fotográfica es diferente y juega tanto con la imagen de la celebridad como con la de la monarca, pero siempre permanece su esencia.
Han pasado más de 200 años desde que terminó en la guillotina, vestida de blanco impecable que había logrado adquirir a pesar de haber pasado los nueve meses anteriores en una celda, decidida a dar una impresión de vestuario duradera. Es un icono, en el sentido más auténtico. Unn referente reconocible al instante, listo para la iteración visual.
Cuando Jeremy Scott necesitó un truco para el desfile de otoño de 2020 de Moschino, María Antonieta estaba lista. Y cuando las Hadid desfilaron, vestidas con vestidos recortados del siglo XVIII, con remolinos punk sobre sus cabezas, estaban siguiendo los pasos de innumerables pasarelas que habían llegado antes. La temporada pasada, Thom Browne había integrado su arsenal de tweed con los corsés y alforjas de su época.
En algún momento, incluso, se convirtió en musa de campo. Y para entrar por completo en su fantasía, la reina se vistió de tal manera, comprometiéndose tan completamente con los vestidos de algodón blanco como lo hizo con los vestidos formales en el palacio. No pasó mucho tiempo antes de que esta nueva faceta se hiciera popular; si María Antonieta no era conocida por ejercer su poder político, disfrutaba de su influencia sobre la moda europea. Y su influencia resultó mucho más duradera que lo que cualquiera hubiera imaginado
Es más fácil verla en exceso, en montones de cintas, seda y encaje. Cuando un diseñador la identifica como su inspiración, casi siempre resulta en vestidos de caderas anchas, con muchas capas y pasteles rococó con volantes. Pero esa es solo la mitad del legado estilístico de María Antonieta, y si no fuera por la otra, podría no resultar tan indeleble. Cuando todo Nueva York decidió vestirse como lecheras el verano pasado, ella también estaba allí. Cuando hablamos de los feeds de Dôen y Sleeper con fotografías de mujeres al aire libre, retozando en sus camisones sueltos, esa es Marie Antonieta. Su influencia se puede ver en los patrones rústicos de Batsheva and Brock Collection, el encaje romántico de Simone Rocha. Al igual que su reina, los veinteañeros que codician estas marcas no van a trabajar en el campo; están cultivando sus propios mundos de fantasía digital. María Antonieta permanece con nosotros porque encarna una dialéctica: nuestro amor por la autocomplacencia consumista y nuestro deseo latente de regalarlo todo. Traducción parcial de Why Marie Antoinette Still Reigns Over Fashion por Chloe Foussianes.