Cada década del siglo XX se distinguió por una estética marcada en cuanto a la moda, incluyendo, obviamente, zapatos, bolsas y cualquier otro tipo de accesorios... A todo esto, ¿quién no recuerda los sombreros cloche y los largos collares de perlas en los fabulosos años 20? Los zapatos estilo Oxford bicolor y los guantes extralargos que engalanaron los looks de los años 50. Cuando pensamos en los 70, las plataformas irremediablemente se nos vienen a la cabeza. En los años 80, las bolsas cangureras, las backpacks y los mocasines eran piezas básicas de cualquier outfit. Y asi cada década del siglo pasado tuvo complementos icónicos que prácticamente definieron a las generaciones que las vivieron. Lee también: La colaboración que te permitirá personalizar tus prendas y accesorios favoritos de Gucci
Pero en el nuevo milenio, las reglas cambiaron. Mejor dicho, se difuminaron (y continuán haciéndolo). Realmente no se puede pensar en un estilo único que haya predominado en este principio de siglo. Algunos diseñadores retoman con frecuencia los iconos del pasado y les imprimen nueva vida con su sello personal. Otros, se inspiran en elementos de la naturaleza, la arquitectura y el arte para crear propuestas nuevas. Pero lo cierto es que en estas primeras dos décadas de los dos mil, no hay tendencias imperantes. Se trata más bien de una amalgama de formas, texturas y cortes peculiares. La única regla, si acaso, es que todo se vale.
LOS CLÁSICOS SE REINVENTAN
El viejo refrán dice: “Renovarse o morir”. Esto es precisamente lo que han hecho marcas con una larga tradición en el diseño y la manufactura de zapatos y bolsas, como Salvatore Ferragamo. La casa italiana de lujo, la cual lleva haciendo calzado hecho a mano desde finales de los años 20, ha centrado su atención en las nuevas generaciones adictas a tomarse fotografías de sus looks y subirlos a las redes sociales. Bajo la batuta de su joven director creativo, Paul Andrew, Ferragamo retoma los archivos de sus icónicos modelos y los transforma en diseños fuera de lo común con aires frescos, perfectos para estas mujeres que se encuentran más que listas para ‘instagramearlos’. Los tacones jaula y el botín F son ejemplos perfectos de lo anterior. Son diseños que disponen del ADN de la marca, pero con un giro cool que, sin duda alguna, fascina a las amantes de la moda y a las protagonistas del street style. Por su parte, Gucci, comandada por Alessandro Michele, ha cambiado a la marca desde su llegada en 2015. La transformación que ha hecho con los accesorios ha sido clave para colocar a la compañía como una de las firmas más codiciadas y más vendidas de la actualidad. La bolsa Dionysus y sus detalles con lentejuelas, que hace referencia a estandartes de la cultura pop como David Bowie y Elton John, se ha convertido en una it bag; sus ventas han representado ganancias increíbles para la firma. Durante el desfile de su colección Otoño/Invierno de este año, Michele presentó accesorios audaces que incluyeron pasamontañas, lentes, joyería para la cabeza y el cuerpo y turbantes. Toda una revolución para Gucci y una impresionante oferta de accesorios arriesgados para sus fieles seguidores.
Dolce & Gabbana tambieén ha entrado de lleno en el eclecticismo en sus diseños, sobre todo en bolsas, zapatos y lentes. Con su aclamada campaña DG Millennials, Domenico y Stefano han captado la atención de clientes jóvenes ávidos de sus diseños ataviados de pedrería, metales, lentejuelas y, por supuesto, fur. Podríamos definirlos como un barroco moderno, en el que conjugan elementos del heritage de la marca, entre los cuales se destaca los guiños hacia el arte sacro y la fascinacioón por las tradiciones sicilianas. Sin duda alguna, la apuesta de la marca italiana les ha rendido bastantes frutos, ya que sus accesorios, como la Devotion Bag, ya se encuentran entre las listas de los objetos más deseados. Por otro lado, la creativa mente de Miuccia Prada hace de las suyas e innova temporada tras temporada. Sus sandalias más atrevidas, las Prada Flame, se han convertido en estandartes de la marca y han fascinado por su diseño bastante arriesgado. Tal ha sido su auge, que esta colección, concebida por vez primera en 2012, ha sido reinterpetada este año por la firma. Las coloridas flamas adornando los wedges y strappy sandals se encuentran de regreso en nuevos colores y modelos. Esta colección representa todo un suceso para Prada y pasará a la historia como uno de los diseños más representativos del nuevo milenio. Y lo más importante es que no se parece a nada que se haya visto antes en accesorios.
LA NUEVA OLEADA
Pero no únicamente las firmas de gran trayectoria en el mundo del lujo se encuentran optando por llegarle a la gente por medio de complementos fascinantes. Los nuevos talentos están sacando su creatividad a tope. Tal es el caso del diseñador francés Simone Porte Jacquemus, quien a sus 28 años arrasa con su firma llamada Jacquemus. Pupilo de la legendaria Rei Kawakubo, el joven artista retoma el clásico estilo galo, pero imprimiéndole nuevas formas, proporciones y líneas. Su colección de zapatos ha sido aclamada a nivel mundial por la unión que hace de figuras geométricas con otros elementos y volúmenes inusuales. Sus piezas no siguen tendencias, sino más bien se trata de objetos atemporales que logran hacer un fashion statement por medio de guiños arquitectónicos.
Otra de sus creaciones más famosas, sin duda alguna, es el sombrero de verano de enorme tamaño: el Bomba Hat, el cual conquistó a editoras, modelos y, por supuesto, a celebridades. Su enorme ala es capaz de cubrir casi todo el cuerpo de una mujer y, aunque en términos del día a día resulta poco funcional, se convirtió en uno de los accesorios más mediáticos de este año. Por su parte, la diseñadora inglesa Anya Hindmarch es aclamada por sus bolsas de carácter caricaturesco. Hace juegos de palabras o retoma referencias de productos de consumo masivo con el propósito de plasmarlos en sus diseños (¿quién hubiera creído que el gallo de los cereales se volvería un style icon?). Mientras tanto, Gult Gaia, una firma que debe su éxito principalmente a Instagram (todas las bloggers se han fotografiado con la Ark Bag) se ha especializado en diseñar bolsas fuera de lo común utilizando materiales como el bamboo, la resina y el acrílico. Sin duda, la mezcla entre la geometría y el aire bohemio de sus piezas le ofrecen un sello característico y único a esta pequeña firma que de pronto se convirtió en una de las más buscadas por las fashion insiders. Existen otros diseñadores, entre ellos Charlotte Olympia, Sophia Webster, Olympia Le-Tan y Pierre Hardy, que han trazado un camino exitoso gracias a sus trabajos coloridos y fuera de lo común. No solamente atractivos para las páginas de las revistas de moda, sino también para el uso diario. Portar una cartera que asemeja un libro de la literatura clásica, unos zapatos con alas de mariposas o con cara de gato atraparán todas las miradas.
La innovación es importante con el objetivo de crear un complemento entrañable en la actualidad. Más que seguir una tendencia o un esquema ya establecido, las marcas se encuentran decantando por la audacia y la originalidad al momento de elaborar un nuevo accesorio. Las inspiraciones son infinitas y las posibilidades de creación también. No podemos afirmar que exista una línea de estilo protagonista en este par de décadas que han transcurrido del nuevo milenio, tal como ocurrió en el siglo pasado. Lo cierto es que el gran conglomerado de propuestas tienen un factor de alto impacto que provoca una fascinación extrema y un deseo incontrolable por poseerlas. Ya sea por convertirse en el centro de atención o por el puro placer de utilizar un diseño esencialmente lúdico. Bien lo dice la reina del eclecticismo, Iris Apfel: “Más es más, menos es aburrido. La vida puede ser gris y monótona, por eso es mejor divertirse a la hora de vestirse”.